El cargo de entrenador es el que absorbe las mayores presiones en el mundo del fútbol y, a veces, esa desgastante situación termina por incidir directamente en el ánimo de los protagonistas y de sus allegados. En ese marco, Nelson Vivas anunció que decidió alejarse de la dirección técnica por expreso pedido de su hija de nueve años.
El ex futbolista comenzó el año como entrenador de Estudiantes de La Plata y luego tuvo un muy breve paso por Defensa y Justicia, club del que se fue en medio de un escándalo con la dirigencia. Desde su salida del Halcón no volvió a ponerse el buzo y, en las últimas horas, reveló que eso se debió a un tema estrictamente familiar.
"Desde que me fui de Defensa y Justicia me llamaron varios clubes argentinos cuyos nombres prefiero reservarme, del Bucamaranga de Colombia, de Sporting Cristal de Perú y de Universidad Católica, pero cuando me sentía dispuesto a sentarme a negociar con la gente de Chile, una charla con mi hija de nueve años terminó de aclarar en mí algo que venía madurando: 'papá, no quiero que te vayas', me dijo, y ahí mismo terminé de convencerme de que no estoy dispuesto a que me pase lo mismo que con mis hijos más grandes en mis años de jugador, cuando mi vida era entrenar, concentrar y jugar; jugar, entrenar y volver a concentrar", reconoció Vivas.
Como futbolista, el oriundo de San Nicolás tuvo una rica carrera, con pasos por clubes como Arsenal de Inglaterra, Celta de Vigo de España, Inter de Italia y River y Boca en Argentina. Las largas concentraciones, giras y compromisos con sus equipos lo llevaron a perderse momentos claves de la vida familiar. Hoy, ya como entrenador, el Chango no quiere que eso vuelva a sucederle.
Para no atarlos a sus decisiones, el ex jugador surgido de Quilmes les dio vía libre a sus ayudantes y colaboradores: "Ellos tiene derecho de seguir su camino y es mi deber no arrastrarlos en esto que he meditado y decidido por convicción: hoy no estoy dispuesto a que el fútbol maneje mi vida, estoy fuera del fútbol, quiero tener las riendas de mi vida y después el paso del tiempo y la vida misma dirán".
Pero, más allá de sus cuestiones personales, el DT hizo una cruda crítica del mundo del fútbol y de cómo se trata a los entrenadores en la actualidad: "Escupen en la cara a (Ricardo) Caruso Lombardi y nos parece natural, escupen en la cara a (Omar) De Felippe y nos parece natural. Yo entiendo las pasiones que mueve el fútbol, entiendo al hincha, pero ¿cómo puede ser que se pierda de vista que el tipo que dirige es una persona, que es un ser humano, que se equivoca como cualquiera? No puede ser que entre ganar y perder no haya nada".
"El público es hostil ante la derrota, el periodismo fogonea los entredichos, las disputas, pone la lupa en los conflictos o en los posibles conflictos y solo una parte está dispuesta y preparada para hablar del juego y de la táctica, el resto opina al revoleo, sin fundamentos; y encima los dirigentes bailan al son del clima de la tribuna y en general tienen un doble discurso: por un lado piden identidad y por otro lado no soportan los malos momentos que hay en toda búsqueda de una identidad", reflexionó y cargó contra el gremio de los entrenadores debido a que "no nos defiende como es debido".
Y, finalmente, respecto de sus dos últimas experiencias en el fútbol argentino, comentó: "En Defensa vino el hijo del presidente y quiso meterse en mi manera de armar el equipo, algo inaceptable, pero fijate vos que quedarte o irte de un club argentino no depende de que te vaya bien o mal. Si te va mal, por supuesto, te rajan, pero en Estudiantes saqué el 60 por ciento de los puntos, había renovado contrato de palabra y hablado de los refuerzos y un buen día perdimos un partido y me pegaron un voleo en el culo".