Villa Dálmine recibió a Santamarina en Campana, en un encuentro lleno de emociones y con resultado cambiante, en el marco de la Fecha 22 de la Primera B Nacional, donde igualaron 2 a 2.
Con Facundo Arguello continuando el ciclo de Walter Marchesi, Villa Dálmine arrancó una nueva etapa. En la primera parte mostró un nivel aceptable: Pablo Ruiz fue el jugador más claro al igual que en la temporada anterior. A fuerza de habilidad y su excelente pegada le dio la ventaja al local, desde 35 metros, clavó un derechazo en el palo derecho de Papaleo y el Viola se fue al descanso con ventaja.
Más allá del buen rendimiento de Ruiz, los dirigidos por Arguello no mostraron grandes sociedades. Lucas Favalli no acompañó al Mudo y a Dálmine se le hacía difícil llegar. Al inicio del complemento podría haber liquidado el trámite si no fuera porque Carboni estrelló en el travesaño un cabezazo en la boca del arco. Un rebote de Otarola le cayó justo a Piñero para el 1-1.
La visita tampoco había insinuado mucho, solo algún remate de Sosa. El fútbol es tan cambiante que en 10 minutos un zapatazo de Piñero se clavó en el ángulo de Otarola. La caída cambió el transcurso del encuentro: Villa Dálmine se desordeno tácticamente y agrandó a un rival que aprovechó las circunstancias para dar vuelta la ecuación.
El director técnico mandó a la cancha a Cérica por Falcón y sacó a los dos marcadores de punta (Alsina y Demaio) en lugar de Núñez y Figueira. Parecía que la desesperación nublaba al local cuando otro remate de Burzio se incrustó en el ángulo para decretar la paridad. Como si fuera poco, dos minutos más tarde Núñez tuvo una situación inmejorable para marcar el tercero pero no logró concretar.
Finalmente fue un empate que deja a ambos equipos con mucho para corregir.