El estadounidense Gervonta Davis venció anoche por nocaut a su compatriota Ryan García en el séptimo round de un duelo de invictos sin título en juego pero promocionado como la pelea del año, por la categoría superligero, en el T-Mobile Arena de Las Vegas.
Davis tumbó a su rival en el segundo asalto y lo remató cinco vueltas más tarde con una zurda al plexo para festejar su 29 victoria profesional, número 27 antes del límite.
El púgil apadrinado por Óscar De la Hoya, que traía 23 triunfos consecutivos, soportó la primera derrota de su carrera.
Después de un primer round de estudio, con García parado en el centro del ring, la pelea comenzó a cumplir con las expectativas creadas en un segundo asalto lleno de tensión.
"King" García, 12 centímetros más alto y con mayor alcance de grazos, asumió una postura dominante, se mostraba agresivo en el intento de filtrar la guardia del rival pero inesperadamente cayó a la lona en la primera conexión de zurda de Davis.
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Con ese golpe certero, el campeón mundial ligero AMB aplacó la determinación de su adversario y cambió la tendencia de la pelea con un planteo con menos ritmo, favorable para su virtud del contragolpe.
Desde entonces, "Tank" trabajó sobre su rival con la confianza que le acreditó la caída y el handicap de una zurda con salida neumática detrás del jab de medición.
Siempre un punto por debajo en las tarjetas, García lograba recuperar su postura en el ring en los rounds siguientes pero Davis volvió a sorprenderlo antes que intentara imponerse su boxeo lanzado.
En la séptima vuelta, en respuesta a un intento ofensivo del rival, Gervonta hundió su cabeza en el abdomen de García y conectó una zurda a la zona hepática que le quitó el aire para seguir.
El boxeador de California acusó el golpe segundos después, apoyó la rodilla derecha en el suelo y escuchó la cuenta del árbitro mientras procuraba en vano por su recuperación.
El árbitro Thomas Taylor decretó el final y Davis, de 28 años, cuatro años mayor que García celebró su indiscutido triunfo en el duelo de invictos ante 21.000 personas en Las Vegas.
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