La norteamericana de origen ruso, que comenzó el torneo como 15° jugadora del mundo en el ranking WTA, nunca había superado los octavos de final de un Grand Slam (Roland Garros en 2019), pero se mostró superior a una irregular Muguruza (32°), que intentaba ganar su tercer título mayor, tras haber conquistado Roland Garros (2016) y Wimbledon (2017).
Además, se convirtió en la segunda campeona más joven de la historia en Australia, superando a Naomi Osaka por 22 días, mientras que la rusa Maria Sharapova tiene el récord tras haber ganado en 2008 con 18 años de edad.
"Oficialmente, mi sueño se ha hecho realidad. Si tienen sueños, vayan a por ellos. ¡Pueden alcanzarse!", declaró una emocionada Kenin después del partido al recibir el trofeo de campeona.
La final fue un reflejo de lo que es Garbiñe Muguruza como tenista, alternando momentos de gran tenis (35 'winners' por 28 de la rival) y otros de 'desconexión' (con 45 errores no forzados, 23 para Kenin, y 8 dobles faltas), frente a una rival que se fue agrandando conforme avanzaba el partido, tanto físicamente como en nivel de juego.
"Felicidades Sofia. Has jugado un gran torneo y estoy segura que jugarás muchas finales", le dedicó Muguruza, de 26 años, a su rival.
Todo parecía comenzar bien para la española nacida en Caracas, que rompió el saque de la estadounidense en el tercer juego del partido y confirmó con su servicio para ponerse 3-1 a favor. Kenin, quien peleaba todas la bolas como si fuera cada una de ellas fuera la del título, igualó el partido 4-4, pero Muguruza reaccionó y sumó dos juegos seguidos para cerrar el primer set por 6-3 en 52 minutos de juego.