La enorme inestabilidad de San Lorenzo post consagración en la Copa Libertadores ya preocupa por demás. Mientras inicialmente se pensaba que el relajo acabaría tiempo después que bajara la euforia por la obtención del tan esquivo trofeo continental, lo cierto es que parece no tener fin el preocupante presente. Y el desconcierto aumenta más todavía al verse tan cerca el debut en el Mundial de Clubes (será el 17 de diciembre frente a Setif de Argelia o el ganador del cruce inaugural entre Moghreb Tetouán de Marruecos y Auckland City).
Como si el tenso clima no fuese ya suficiente, las explosivas declaraciones de uno de los jugadores luego de la derrota ante la Crema profundizaron aún más el malestar. Es que en el Mundo azulgrana no cayó nada bien que Juan Ignacio Cavallaro (jugó los últimos minutos en Rafaela) hablara de vergüenza.
¿Cuál fue la desafortunada declaración? "Tenemos que intentar mejorar partido a partido porque si vamos así allá sabemos que vamos a pasar verguenza en vez de ganar la Copa que todos queremos". Pese al enojo que estas palabras generaron en muchos fanáticos, el club optó por intentar solucionar de fondo el problema anímico del plantel.
Así fue que el mánager Bernardo Romeo aconsejó al cuerpo técnico contratar un especialista en psicología deportiva y social. Esta idea fue bien recibida por Edgardo Bauza y los suyos, por lo que rápidamente se acudió a Rubén Castro. El psicólogo que buscará levantar la moral de la delegación ya tuvo contacto con el entrenador y mañana mismo comenzará a trabajar con los principales protagonistas: los jugadores.