Nunca se puede definir como devaluado a un clásico, más allá del momento que atraviesen los equipos protagonistas, considerando la grandeza de los equipos. Y ésta no fue la excepción, más allá que tanto River como Racing se presentaron en el Monumental, por el torneo local, pensando en la Copa Libertadores (ambos jugarán el jueves: el "Millonario, ante Boca; la Academia, frente a Montevideo Wanderers), motivo por el cual pusieron suplentes.
El partido comenzó con una clara disposición: el local quiso asumir el protagonismo y fue en búsqueda del triunfo; mientras que el visitante se replegó, entregó pelota y sólo apostó al pelotazo para contragolpear. Así, transcurrió la primera media hora; aunque los de Gallardo no pudieron trasladar dicha superioridad en el manejo de balón en el marcador, ya que estuvo muy liviano en ataque.
Transcurrido ese tiempo, los de Cocca se adelantaron algunos metros y equipararon las acciones, más allá que no tuvo peso en el sector ofensivo. En ese lapso, el entrenador del campeón decidió realizar un cambio: sacó a Alvarado y puso a Acuña. ¿Lesión del ex San Lorenzo? No, para nada. Fue una decisión táctica, lo cual generó sorpresa, debido a que no es habitual. A partir de esto, la pregunta: ¿es necesario que un entrenador haga un cambio tan rápido, luego de apostar por poner a un jugador en un lugar que no es habitual? Un enorme desacierto del DT.
Bajo este contexto, se fueron al descanso con el marcador igualado en cero, con escasas situaciones de gol. Dentro de esto, River fue superior.
Ya en el complemento, el partido siguió por el mismo camino. El Millonario yendo en búsqueda de la victoria, y la Academia defendiéndose muy cerca del arco de Ibáñez, quien tuvo una muy buena intervención en los primeros minutos. Luego de esto, pocas llegadas. River quiso, pero no pudo; en cambio, Racing nunca quiso.
Así, entregaron un pobre empate que no le sirve a ninguno de los dos. Aunque esto, seguramente poco importa, ya que la cabeza de ambos está puesta solamente en la Libertadores.