River volvió este sábado a sumar de a tres en el campeonato de Primera División al golear por 3-0 a Vélez en el Monumental en un partido en el que su absoluta superioridad no opacó el flojo arbitraje de Fernando Rapallini.
A los ocho minutos del primer tiempo, Blas Cáceres reaccionó de forma inentendible a una dura entrada de Andrés D'Alessandro y se llevó una tarjeta roja que supuso un castigo excesivo para el paraguayo.
La disparidad numérica echó por tierra la oposición visitante y los de Marcelo Gallardo pudieron manejar a su antojo los hilos del pleito, hasta que a los 15 abrieron la cuenta con un disparo de media distancia de Lucas Alario que motivó el rebote de Alan Aguerre y que Sebastián Driussi capitalizó con un tiro alto. Después, el anfitrión logró quedar a la expectativa sin demasiada presencia en los metros finales.
El Fortín había llegado a Núñez golpeado tras las caídas ante San Lorenzo y Racing, con Alberto Fanesi como DT interino tras la salida de Christian Bassedas y bajo la mirada presente de su próximo entrenador, Omar De Felippe. Y a los 41, ante otro grave error defensivo, Rapallini vio una dudosa patada de Cristian Nasuti a Driussi en el área. El escándalo siguió cuando Aguerre le tapó el penal a Alario adelantándose 60 centímetros y la acción fue anulada. Finalmente, a los 44, Alario no falló con un tiro a la derecha del arquero y estiró diferencias ante una multitud de protestas visitantes.
En el complemento, a los 10, Driussi apareció por derecha para definir por entre las piernas de Aguerre y decretar la goleada. El resto del tiempo estuvo de sobra, y recién en el cierre podría haber aumentado el Millonario con un cabezazo de Arturo Mina que desvió el ingresado Nicolás Tripichio y reventó el travesaño.
River recuperó así la sonrisa tras dos empates y Vélez siguió lamentando su absoluta anemia futbolística, esta noche matizada por la polémica.