Ganó River, pero el Superclásico volvió a sumar otra página triste a su historia. Fue 1-0, en Mar del Plata, en un partido donde faltó el fútbol y sobraron las patadas y las bravuconadas, en un duelo que terminó absolutamente desvirtuado con cinco expulsados.
El gol fue obra de Leonardo Pisculichi, a los 18 minutos del primer tiempo, de penal, tras una mano burda de Tevez para tapar un flojo tiro libre del uruguayo Mora. Para ese entonces, los de Arruabarrena, que salieron excensivamente combativos, ya jugaban con un hombre menos por una brutal plancha de Jontahan Silva sobre Gabriel Mercado, quien también debió dejar el juego por el traumatismo en su tobillo derecho.
Iban 18 minutos y parecía que el juego empezaba a tomar una tendencia definitiva, pero el Millonario no pudo hacerse dueño de las acciones. Tan es así que Tevez estuvo a punto de empatarlo en un mano a mano con Barovero, pero Maidana metió un cruce épico evitar la conquista.
En el complemento los de Gallardo mejoraron un poco por el buen partido del debutante Nacho Fernández, pero sin profundidad de tres cuartos para adelante. Después, a los 20, al que se le fue la pierna fue a Gino Peruzzi y el que lo sufrió fue el Pity Martínez. 11 contra 9. Al rato el Cata Díaz, cuándo no, cometió un exceso verbal y dejó a Boca con 8. Al irse le dedicó unos gestos a los hinchas de River, al igual que Daniel Osvaldo, que a la hora de jugar pasó totalmente inadvertido.
El partido estaba totalmente desvirtuado, pero faltaban algunos cruces más. Tevez discutió con Maidana y el zaguero le metió un cabezazo en las narices del árbitros, que también le mostró la roja. Otro que vio la roja fue Pisculichi, que ya había sido reemplazado. La impunidad del fútbol de verano, que castiga pero con penas menores, provocó que los últimos 10 minutos sean con 18 jugadores en lugar de 22. Se verán las caras otra vez en una semana en Mendoza, quizás se dejen de pegar y se dediquen a jugar un poquito al fútbol.