Esa era la palabra que hasta hace un año atrás se escuhaba en la boca de cualquier futbolero. La final perdida en Brasil 2014 y las dos copas Américas, lejos estuvo de generar en la sociedad un momento de orgullo. El argentino quiere ganar. Sino no sirve. Y es por eso, que les hizo a la cruz a muchos de los futbolístas que, si la historia hubiese sido de otra manera, hoy idolatraría.
En la nueva era de Jorge Sampaoli, esos cambios están llegando. De a poco, pero se notan. Quedaron afuera de esta convocatoria históricos como el Kun Agüero y el Pocho Lavezzi. Entraron nuevos como Mauro Icardi y el Papu Gómez, figuras del fútbol italiano que pedían a gritos una oportunidad.
En la práctica de hoy, en Melbourne, Sampaoli probó un equipo diferente al de ayer. Hizo un mix entre los "europeos" y los del torneo local, en donde hubo algunas caras nuevas. Ellos son la renovación. Junto a la vieja guardia tratatrán de armar un equipo competitivo. Las eliminatorias están en un nivel muy exigente y no se puede perder tiempo.
El entrenador alineó a Sergio Romero en el arco; cuatro defensores con: Jose Luis Gómez, Maidana, Otamendi y Mercado; En el medio jugaron Biglia, Banega, Messi y Dybala. Y adelante: Pipa Higuaín y Di María.
Si tenemos en cuenta que Lionel Messi sería titular aunque tuviera 80 años, hay que decir que sólo puso a cuatro de los históricos. Chiquito Romero, Biglia, Di María, Higuaín son la vieja guardia. Son los que estuvieron en Brasil y eran titulares indiscutidos. Ahora habrá que ver cuánto dura este cambio.
El partido contra Brasil será una prueba. El mix entre "nuevos" y "viejos" decidirá el futuro. Un futuro que está muy cerca. A sólo dos meses. En el Centenario. Contra Uruguay. Donde los porotos cuentas y ya no hay prueba que valga.