Una de las jóvenes talentosas que tiene la Liga Femenina es Sofía Wolf. Jugó en Unión de Crespo hasta los 14 años, y luego pasó a Talleres. Más tarde le llegó la oportunidad más grande, en Deportivo Berazategui, en 2018 y en un equipo donde en la temporada 2019 consiguió el título Apertura de la LDDF y la LFB. Hoy además de ser jugadora también es asistente de Agustina Jourdheuil en el básquet formativo del CDB.
La entrerriana contó: "La pasión arrancó de muy chiquita. Mis hermanas ya jugaban al básquet y yo entraba en calor con ellas teniendo 2-3 años así que vivía en el club. Mi vieja jugaba en el maxibásquet así que me pasaba las tardes/noches ahí. Hasta que decidí arrancar a los 5 años, me llevó mi familia, y desde ahí no lo pude soltar, no lo pude dejar más".
"Mi familia es mi pilar y creo que es lo fundamental en la vida de cualquier deportista. Siempre me acompañaron, son capaces de acompañarme hasta el fin del mundo, porque en serio que van para todos lados conmigo. Acá se escapan cuando pueden venirse. Mis hermanas también, la que puede viajar lo hace y la no aunque sea con un mensajito siempre está. El apoyo de ellos es muy importante para mí", agregó.
A los 11, a Sofía le diagnosticaron celiaquía, y es diabética tipo 1. Y aunque parezca un cuadro complejo, para la joven entrerriana esto es algo ya normal, siendo un enorme ejemplo de cómo pueden romperse ciertas barreras, con su rol como jugadora y proyectándose hacia una vida profesional independientemente de condiciones.
Al respecto afirmó que "es cuestión de acostumbrarse y aceptarlo, en cada lugar al que vas. Avisar si es que te sentís mal... si me baja necesito azúcar, o si me sube necesito insulina... y bueno eso lo hace mucho más fácil, que todos sepan y que sepan qué hacer si te pasa algo, pero creo que fue súper positivo en mí porque no tenía una mala alimentación porque en mi casa siempre se comía bien pero me incorporó mucho más fácil los hábitos de un deportista".