Sin moverse de su postura antivacunas ni aunque haya sido deportado de Australia y desplazado por Rafael Nadal como el máximo ganador de Grand Slams, Novak Djokovic volvió a una cancha de tenis. Lo hizo en el ATP 500 de Dubai, el torneo que ganó cinco veces y donde puede competir por más que no esté vacunado contra el coronavirus. Le ganó al italiano Lorenzo Musetti por un doble 6-3, pero el serbio sabe que esta semana puede perder el número uno ante el ruso Daniil Medvedev.
Aún con la imagen fresca en la memoria de todo lo sucedido en Australia, de la espera en el aeropuerto de Melbourne, de los interrogatorios por las autoridades y de la estancia en un hotel de mala muerte hasta ser deportado, Nole llegó a Dubai sin problemas porque en Emiratos Árabes Unidos basta con presentar un resultado PCR negativo unas 72 horas antes del viaje.
Sus argumentos para justificar que sus principios están por delante de todo y no le harán cambiar su postura sanitaria se escucharon en el mundo tras la entrevista con la BBC. Las líneas están marcadas entre los partidarios del serbio y sus detractores. Y en Dubai dejó en claro que su calendario cambiará de acuerdo a las circunstancias: "Voy a tener que seguir la normativa. Siempre que me permitan jugar un torneo, iré a ese lugar a disputarlo. No tengo la intención de jugar una temporada completa. Tampoco era mi idea antes. Tenía el propósito de centrarme en los Grand Slams y en algunos Masters 1000, pero ahora la situación es diferente. No puedo elegir y jugaré donde pueda".
Djokovic al fin salió a una cancha sabiendo que su número uno está en el aire. Medvedev, finalista en Australia, está al acecho. A punto de convertirse en el nuevo rey del circuito. El estadounidense Andy Roddick fue número uno hasta el 1° de febrero de 2004. De ahí en adelante, la cima del ranking ha sido siempre cosa de los cuatro fantásticos: Roger Federer, Rafael Nadal, Djokovic y Andy Murray. Pero el moscovita puede acabar con esto y ocupar el lugar el lunes que viene. Sólo tiene que terminar igual o mejor que Djokovic esta semana: el serbio, en Dubai; el ruso, en Acapulco.
"Sé que puede ocurrir y depende de lo que haga aquí, aunque no estoy pendiente de todas las posibilidades. Lo único que tengo en mi cabeza es ganar cada partido que juego. Medvedev se merece ser número uno. Si lo hace esta semana, seré el primero en felicitarlo", avisó Nole. El nacido en Belgrado fue el número uno durante 360 semanas, aunque en momentos diferentes. Y no ha caído de la cima desde el 3 de febrero de 2020.
"Hubo muchas emociones a mi vuelta de Australia. Necesitaba tiempo para pensar y descansar mentalmente. Terminé decepcionado. Me entristeció todo lo que pasó y cómo me tuve que marchar del país. Después, tenía muchas ganas de volver a jugar y competir", confesó Djokovic, que se sometió a una planificación de tres o cuatro semanas de preparación para afrontar la temporada.
"Me he preparado como he podido, dada la situación vivida. Estoy más motivado por eso también. Estoy muy feliz de volver a jugar", subrayó.
La presencia de Djokovic brinda mayor atención de la usual al certamen que se disputa en un complejo situado cerca del aeropuerto internacional de Dubai. La seguridad en torno a su figura es extraordinaria. Los organizadores impidieron la presencia de la mayoría de fotógrafos y camarógrafos en la rueda de prensa de Djokovic, sin dar explicaciones. Y el personal también cuestionó a los reporteros que trataban de verlo entrenarse. Las restricciones, reconocieron los agentes, no aplicaron para los otros jugadores.
En su entrevista con la BBC, Djokovic había dejado en claro su postura: "Nunca he estado en contra de la vacunación, pero siempre apoyé la libertad de elegir lo que uno se mete en su propio cuerpo. Ese principio es más importante para mí que cualquier otro". Por eso se mostró dispuesto a perderse los grandes torneos que fuera necesario si ese fuese el precio a pagar por su decisión de no vacunarse contra el coronavirus.
Desde Francia, la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, le mandó un mensaje: "Todos esperamos que la crisis sanitaria evolucione en una dirección positiva, pero si eso no cambia, se necesitará un pase de vacunación y, por lo tanto, Novak Djokovic no estará con nosotros". Hablaba de Roland Garros, claro.