Pep Guardiola es uno de los grandes técnicos del mundo y su paso por el Barcelona lo hizo entrar en la prestigiosa liga de los mejores de todos los tiempos. Además de su capacidad como entrenador, el catalán tuvo la suerte de cruzarse en su camino con Leo Messi, el más grande de todos los tiempos.
La conexión entre La Pulga y Pep fue una explosión de fútbol total. El técnico potenció al jugador y el jugador potenció al técnico. Juntos ganaron todo. Casi no hubo título que se les escapara y por sobre todo, el equipo jugaba lindo. De hecho es el ideal de la perfección y pasarán varios años para que otro ocupe ese lugar.
En el libro 'Pep Guardiola. La metamorfosis', que saldrá a la venta el próximo 20 de octubre, su autor, Martí Perarnau, analiza la carrera, los conocimientos, los métodos y las opiniones del entrenador del Manchester City.
Y un pasaje muy interesante es cuando el técnico habla sobre Messi y destaca la actitud, aparentemente pasiva, sobre el césped del mejor futbolista del mundo. Esa actitud que siempre fue cuestionada en la Argentina porque no corría o no ponía huevos.
Guardiola explica bien los movimientos del crack rosarino dentro de la cancha: "Fijate en Messi, parece que está paseando... percibe que está solo, o cuando ve que lo vigilan, pica al espacio y se aleja... se pasa el partido caminando, radiografiando la situación en cada instante".
Y así prosigue: "Es el jugador que menos corre de la Liga española, pero cuando le llega el balón, tiene la radiografía completa del espacio-tiempo. Sabe dónde está todo el mundo... y pam!".
En dos simples frases, el técnico catalán explica lo sencillo que es jugar al fútbol. O por lo menos lo sencillo que es para Messi. Los que quieren que corra, que se pongan a ver a Usain Bolt.