Se conocen muchísimo, son rivales y vecinos geográficos. La puja se escribe año a año en el Rugby Championship y en el mano a mano de la Bledisloe Cup. Sus integrantes se ven las caras durante todo el año en el Súper Rugby, donde en cuatro franquicias se distribuye casi el 100 % de los jugadores.
Buscan quedar en la historia. Los dos quieren ser el primer seleccionado en levantar el Trofeo Webb Ellis por tercera vez; Nueva Zelanda, además, quiere ser el primer bicampeón.
Australia está invicto en las Islas Británicas en partidos por Copas del Mundo. Esto significa que se quedó con los dos títulos que hasta ahora se pusieron en juego allí. Los All Blacks perdieron solamente tres partidos en los últimos cuatro años y nunca ganaron un Mundial fuera de casa.
Con todo esto, ¿qué pasará dentro del terreno?
Habrá muchas instancias que contribuirán a decidir el duelo.
La efectividad de los pateadores será crucial para la definición de este encuentro. Cuatro de las siete Copas de Mundo jugadas se definieron por menos de siete puntos de diferencia. De hecho, la victoria de los All Blacks en 2011 fue por un escueto 8-7. Por eso lo que puedan producir Dan Carter y Bernard Foley en este rubro estará bajo la lupa.
El australiano, apodado Iceman, no ha sido un fiel reflejo de ese apelativo en la Copa actual. Por el contrario, su colega neozelandés parece estar en su mejor forma. Ambos aperturas tendrán presión a la hora de tomar decisiones respecto de distribuir el juego o ganar terreno usando el pie, y por supuesto ensayar drops en zona de definición; porque también hay que incluir en este análisis lo que se pueda sumar de sobrepique.
El breakdown será otro de los aspectos clave. En el activo de los Wallabies figurán Pocock y Hooper, dos maestros de la recuperación de pelotas en las situaciones móviles. El primero de ellos tiene la marca máxima de turnovers en lo que va hasta ahora de la competencia: suma 14, cinco más que quien lo sigue.
Pero el sábado estarán frente a quien algunos ya consideran el mejor jugador de todos los tiempos, el inefable Richie McCaw, que jugará su test número 148 e irá en busca de la victoria número 131. Si bien es cierto que no ha rendido en esta Copa con todo su potencial, es el hombre ideal para partidos decisivos.
Seguramente Nueva Zelanda juegue la pelota sólo cuando esté en territorio adversario y deberá asegurarse que la limpieza de las formaciones sea rápida; porque si no allí estarán los demonios de Tasmania australianos. Tendrá que sacar a relucir la excelente técnica del offload, una marca registrada de los Hombres de Negro, y mantenerse arriba cuando son detenidos porque si la ovalada va al piso, es pelota casi perdida.
A McCaw le ayudará como rueda de auxilio Jerome Kaino, tal vez el único con envergadura física para detener a los nombrados Wallabies antes de que lleguen al reagrupamiento.
El conjunto de Hensen deberá modificar algo su estrategia, ya que será necesario tener a sus forwards más rápidos cerca de la zona de contacto. Es por eso que Kieran Read y el hooker Cole abandonarán su función de carrileros externos para participar de la puja más central.
Otra instancia de definición será el scrum. Con un buen rendimiento en la etapa de grupos, incluso humillando allí a Inglaterra, el fijo de los Canguros sufrió frente a escoceses y argentinos muchos penales por infracciones.
Estará el pilar Sio, reapareciendo luego de su problema en el codo y de quien sólo restará ver su condición física. Es uno de los responsables del cambio favorable que en esa formación ha mostrado Australia.
La puja entre los wings será otro plato fuerte. Hablar de la potencia y capacidad de Julien Savea y de Drew Mitchell suena a redundante. Sería injusto además dejar fuera de esta consideración especial a Ashley Cooper y a Milner-Skudder . Entre los cuatro llevan anotados 21 tries en lo que va de la competencia.
Tal vez el último de los duelos decisivos se ubique en el centro de la cancha. Por los de amarillo el armador Giteau, y por el lado de los de negro Ma'a Nonu, un jugador de gran potencia y que ha evolucionado enormemente desde lo técnico para convertirse en uno de los centros más completos del planeta. Y si hace falta ayuda, Sonny Bill Williams espera en el banquillo.
Finalmente, los sustitutos serán como durante todo el Torneo piezas claves en la definición. En los encuentros que les ha tocado ingresar, tanto los integrantes del banco australiano como del neozelandés han torcido partidos que se mostraban equilibrados hasta promediando el segundo tiempo. Basta con imaginar que cualquiera de los apellidos que están allí sentados serían más que titulares en cualquier seleccionado.
Podría decirse que este desafío le quita el sueño a cualquiera. Y será cierto, porque en Oceanía esta batalla se verá a la madrugada.
