Nueva Zelanda, campeón vigente del certamen, se clasificó a la final del Mundial de Rugby tras derrotar por 20-18 a Sudáfrica en la primera semifinal del torneo, que se disputó en el estadio Twickenham de Londres. Los All Blacks se medirán en el partido decisivo, dentro de ocho días, con el ganador del choque que el domingo protagonizarán Argentina y Australia en la capital inglesa.
Los neozelandeses, que en cuartos de final habían aplastado a Francia (62-13), llegaban a este choque como favoritos, pero los sudafricanos, vencedores de Gales en la instancia previa (23-19), mostraron su ímpetu desde el inicio y dieron forma a un encuentro muy intenso y cerrado en el primer capítulo.
Tras un penal anotado por Handre Pollard en el arranque, los All Blacks exhibieron su gran juego con las manos en una maniobra rápida que terminó con Jerome Kaino apoyando contra la bandera derecha y marcando así su sexto try en mundiales y el segundo en esta edición. La conversión de Dan Carter, quien debió patear dos veces por una invasión de los sudafricanos, dejó el marcador 7-3 para los oceánicos.
Sin embargo, los Springboks se mostraron muy sólidos en defensa, cometieron muy pocas infracciones y le quitaron dinámica al ataque de su adversario, que dominó el balón y tuvo supremacía territorial, pero no pudo anotar más puntos durante los 40 minutos iniciales. La precisión del pie derecho de Pollard, quien anotó los otros tres penales de los que dispuso (a los 10, 20 y 39 minutos), permitió que los hombres vestidos de verde se fueran al descanso con ventaja de 12-7.
Bajo un diluvio y con 14 hombres en cancha, como consecuencia de la tarjeta amarilla recibida por Kaino en el cierre de la etapa inicial, Nueva Zelanda redobló su avanzada en el complemento y consiguió dar vuelta el resultado. Primero un drop de Carter y luego un try de Beauden Barrett, quien había ingresado tres minutos antes y sacó provecho de un error de Schalk Burger (perdió una pelota muy cerca de su ingoal), y la conversión de Carter pusieron a los campeones 17-12 arriba.
Un nuevo acierto con el pie de Pollard acercó a Sudáfrica, que había quedado con un hombre menos por la amonestación a Bryan Habana en la maniobra del try de Barrett, pero un penal de Carter le devolvió la ventaja de cinco puntos a Nueva Zelanda (20-15).
Las dificultades de manejo que provocaba la pelota mojada, el desgaste físico y los nervios lógicos de una instancia decisiva en un Mundial le quitaron precisión al juego, que como contrapartida fue ganando en emoción, mucho más después de que Pat Lambie, quien había reemplazado a Pollard, acertó en su primer intento a los palos y achicó la diferencia a apenas dos puntos a falta de 12 minutos para el cierre.
En el tramo final los sudafricanos se jugaron el resto, sabiendo que cualquier ocasión que les permitiera marcar puntos los colocaría al frente, pero los All Blacks sacaron a relucir su temple para llevar las acciones lejos de su ingoal y escuchar en campo rival el pitazo final que los depositó en una nueva final.