Cristiano Ronaldo está obsesionado con ser el mejor jugador y el más goleador del año, una vez más. Tiene a Lionel Messi como gran rival y en su cabeza está superarlo para ir por un nuevo Balón de Oro. Sólo así se explica la insólita reacción que tuvo ayer en la goleada sobre el Almería por 3-0. Allí no convirtió y se fue enojado del campo de juego por el gol que hizo Arbeloa, pero que podría haber sido de él.
El portugués estaba parado a la espera de la pelota para definir cuando delante suyo apareció su compañero y anotó el 3-0 del Real Madrid. Todos en el equipo festejaron. Todos menos él, que fue directo adentro del arco a patear con furia la pelota por no haber sido el autor del gol. No le importó siquiera que Arbeloa cortara así una racha de cinco años sin convertir.
"Lo he visto y a mí no me molesta, y si no me molesta a mí no tiene que molestar a nadie. Lo entiendo como ambición por hacer goles, él quiere ganar el partido y marcar porque quiere ganar el 'Pichichi' donde tiene una lucha con Messi. Le queremos ayudar, su ambición es lo que le convierte en el número uno y estamos encantados de que sea así", aseguró Arbeloa en la zona mixta, tras la victoria.
Así, Cristiano se fue en cero de una nueva fecha (lleva tres sin convertir) y Messi se le puso a tan sólo un gol en la pelea por el Pichichi de la temporada (39 contra 38).
Antes, el propio Ronaldo había tenido otra chance para saciar su ego, que el argentino Mauro Dos Santos involuntariamente le quitó. El defensor del Almería tocó la pelota antes que el portugués y convirtió el 2-0 en su propia meta. La gente se lo dio a Cristiano, al que le cantaron "Bota de Oro, Cristiano, Bota de Oro". Pero el propio jugador se encargó de aclarar con un gesto que no había sido de él.