Si había un jugador que esperaba con ansias una consagración, es Diego Milito. Clave en el título de 2001 pese a su 'corta' edad, el goleador volvió a la institución a mitad de año después de una extensa y trayectoria carrera en el continente europeo para devolverle la gloria a Racing. Y con la victoria por 1 a 0 sobre Godoy Cruz en el Cilindro, lo logró y manifestó todas sus sensaciones.
"Todavía no lo puedo creer, es un sueño, muy especial para mí. Es tocar el cielo con las manos", expresó el atacante del conjunto de Avellaneda, determinante desde la confección del plantel, pasando por la armonía diaria del vestuario hasta llegar al momento de alzar el trofeo. "Es mérito de todos. Del cuerpo técnico, del cuerpo técnico, porque tenemos un gran grupo humano, por eso es merecidísimo", destacó.
Al escuchar la estruendosa ovación que oyó por parte de la multitud de más de 50 mil almas que asistieron al estadio ante el Tomba, Milito no dudó. "Me siento un privilegiado, orgulloso de este equipo, porque tienen corazón y un hambre increíble, lo demostramos", sentenció. Volviendo al 'sentir' exclusivamente personal, indicó que "este título es especial, saben el amor que tengo por este club y volví para cumplir este sueño".
"Estoy muy feliz, no puedo pedirle nada más a Dios, soy un agradecido", continuó el ídolo, quien sigue agregando instantes inolvidables a una carrera repleta de alegrías. "Racing es mi vida, es donde nací y crecí, el que me dio la oportunidad de hacer esta trayectoria", aseguró.
"Hoy necesitábamos dos o tres Cilindros, pero se lo dedicamos a toda la gente que no pudo estar", concluyó Milito, con una sonrisa inmensa en el rostro y levantando los brazos para retribuir el incesante apoyo del público que tanto lo venera.