a mayoría de los que están aquí quiere que gane el filipino Manny Pacquiao . Lo admiran, lo respetan y lo apoyan. Pero todos saben que lo más cercano a la realidad es la proyección victoriosa del norteamericano Floyd Mayweather , a quien objetan cada vez más por cualquier episodio de su vida pública y privada. El combate más lucrativo de la historia (US$ 500 millones, entre los 180 y 120 de bolsa, más 200 del pay per view, entradas, etcétera) se disputará esta noche, unos 45 minutos después de las 0 de nuestro país, en el hotel MGM y arroja esta realidad conceptual y sentimental. Quizá sea el último capítulo trascendental que se realice en este nostálgico recinto, que será desplazado por una construcción majestuosa para 20.000 personas, por inaugurarse en septiembre de 2016.
Este desafío, que será el más visto de todos los tiempos, pone en un péndulo al pugilismo moderno y a su futuro, debido a que arriesga con el mismo vértigo de posibilidades un relanzamiento contundente o un decaimiento crucial, en caso de que el combate llegara a decepcionar.
La ciudad fue tomando color e invasión en las últimas horas, si bien no tiene la misma densidad con que cargó aquel último clásico colosal que apuraron Marvin Hagler y Sugar Ray Leonard en 1987, cuando Las Vegas no tenía ni el 50% de la expansión de casinos y habitantes de hoy. La llegada de la muchedumbre se hace sentir, así como su consumo hacia todo lo que se cruza en el camino. Tiene que ver con que este match es irrefutable: la masa compra todo lo que el comercio le vende; ésa es la lógica.
Será difícil superar la jerarquía competitiva de aquel suceso, pero el eco, el alcance y la difusión tecnológica de esta pelea la convertirán en un capítulo único e irrepetible.
A los 38 años, Mayweather (66,138 kg, 146 libras), ganador de cinco coronas mundiales en pesos diferentes, e invicto ganador de sus 47 combates, aspira a equiparar el retiro imbatido del gran Rocky Marciano, que logró la marca ideal en 49 cotejos. Sin embargo, todos buscan su desconcentración para cuando llegue la hora señalada. El primero en perseguir este objetivo distractivo es Freddie Roach, entrenador de Pacquiao, que permanentemente busca alterar sus ánimos, sobre todo polemizando con la confección de sus guantes "Grant", hecho que no consiguió mayor credibilidad más allá de la difusión que los ignotos le dieron al tema. La gran bomba que recibió Floyd en las últimas horas se la envió la periodista local Christine Brennan, que en la página del periódico USA Today presentó una nota titulada "No ignoren el pasado violento de Mayweather", destacando una entrevista a su ex pareja, denunciante de acoso familiar.
Pacquiao (65,685 kg, 145 libras) está ganando las encuestas populares por una proporción de 56 a 44%. Sin embargo, las apuestas de los expertos jugadores de casino fijaron la postura favorita del norteamericano por 2-1 (coincidente con la posición de LA NACION Deportiva) y que el combate irá más allá del 11° round, por 3-1.
El asiático, de 36 años y ganador de seis títulos mundiales oficiales en pesos diferentes, parece no sentir el compromiso. Su semblante lo muestra alejado por momentos del éxtasis que requiere estar inmerso en un compromiso de esta clase. Tiene 57 victorias (38 KO), 5 derrotas y 2 empates. De niño durmió en la calle, luchó contra adicciones y ahora aspira a una contienda épica y a la presidencia de su patria.
¿Qué pasará en la pelea? Debería ser un gran combate, lleno de variantes. La lógica y el ABC de este arte anticiparían una traslación y apertura de ring elegante y efectiva de Mayweather, sobre una presión permanente -prolija y sostenida- de Pacquiao. Sin embargo, no se descartaría que las misiones cambien y modifiquen lo esperado por lo imprevisto; algo semejante al electrizante planteo con el que Marvin Hagler liquidó a Tommy Hearns. Todo puede pasar. Como así también, el cotejo podría ser víctima del "amarretismo" defensivo de Floyd y las lagunas de Manny, en caso de bloquearse. Ambos tienen en sus puños el destino de un combate decisivo. No sólo para ellos.
Benigno Aquino, el presidente de Filipinas, le pidió a Manny que gane y se retire. En 1938, el mítico Joe Louis, primer héroe negro del pugilismo estadounidense, recibió todo el apoyo del presidente de la Nación Franklin Roosevelt cuando venció al alemán Max Schmelling. Esta vez, nadie le pidió nada a Mayweather. Barack Obama sólo recibió a un boxeador en la Casa Blanca, hace dos años. ¿Saben a quién? A Manny Pacquiao. Quizá sea un preámbulo para la pelea de hoy, en la que Mayweather tiene toda la protección de las máximas corazas de la industria del boxeo.
<b>Cinco claves para la victoria de Floyd Mayweather</b>
1) Mantener en su mente y en el ring el mensaje ganador que impuso desde que se anunció el combate.
2) No perder su esencia defensiva, en base a piernas y al jab. Comprometerse a trabajar con continuidad , con mucha más frecuencia de lo habitual. El contorno del match así lo exige.
3) Escoger el momento justo para sus descargas plenas sobre un rival gastado. Ensayar el cross diestro, sorpresivo y a fondo.
4) Capturar, oportunamente, desbordes en ataque y tratar de llevar a Pacquiao contra las cuerdas de tanto en tanto.
5) Afirmar su principio del boxeo como arte y no perder la línea estética que tuvo cada una de sus peleas.
<b>Cinco claves para el triunfo de Manny Pacquiao</b>
1) Potenciar su responsabilidad profesional con toda la fe religiosa y espiritual que hoy impera en su vida.
2) Presionar sin cesar a su rival y quitarle movilidad. Pegarle por doquier, intercalando la cantidad con la calidad de sus envíos.
3) No dejar de moverse, confundir con sus "saltitos" y buscar con el cross zurdo su tiro de KO.
4) Manifestar su madurez mental y humana sobre el ring, superior a la de Floyd.
5) Sacarse de la cabeza el fulminante KO que lo propinó Juan Manuel Márquez, hace tres años y centrarse en este combate.
