Siempre se lo notó tranquilo, pese a que su equipo no encontraba esa calma. Después, maniobró a tiempo, celebró la reacción y se sumó al desahogo. Marcelo Gallardo se aisló de todo lo que se había hablado en la última semana y eso se notó a la hora de conducir a un River nervioso, impreciso, lejos de sus noches de gala, pero que terminó festejando como en los días de gloria. River venció 3-0 a San José en el Monumental y avanzó a los octavos de final de la Copa Libertadores. Y ahora, se puede venir Boca. "Qué venga el que sea", lanzó el Muñeco, relajado, tras la victoria.
"Teníamos que hacer lo nuestro. Siempre confiamos. Confiábamos también en el potencial de la gente de Tigres. Fue un partidazo. No apto para cardíacos. En especial para nosotros", agregó, tras seguir minuto a minuto lo que pasaba en Chiclayo, donde los mexicanos ganaron 5-4.
"Era injusto si River se queda afuera. Al principio del primer tiempo, más allá de que buscamos y ellos se cerraron bien, jugamos con nervios. Después nos tranquilizamos. Sabíamos que podíamos aumentar la diferencia y sólo teníamos que hacer lo nuestro", analizó.