El primer objetivo es retener a Lucas Alario, que terminó el semestre en gran forma y tiene ofertas del exterior. Hace poco tiempo le dijo que NO a jugar en la Superliga China porque su objetivo es Europa. River tiene el 60% del pase (el 40% es de Colón) y la cláusula de rescisión es de 18 millones de dólares. Si un club pone esa montaña de plata, se va. Ya lo sabe Gallardo y también la dirigencia. Por menos, no lo largan.
El otro gran desafío es mantener a Sebastián Driussi, de gran segundo semestre de año. Pasó de ser un suplente sin posición fija a ser un jugador clave para el equipo con goles importantes. Gallardo lo quiere sí o sí para jugar la Copa.
La situación de Leonardo Ponzio tiene otro cariz: tiene contrato hasta junio de 2017 y le ofrecerían renovar por un año más. Le llegó una propuesta de China pero se quiere quedar. Es líder y referente. Otra pieza fundamental.
En cambio, sí se podría ir el uruguayo Camilo Mayada, que ha jugado poco y tiene una oferta del Flamengo de Brasil.
<b>Los que llegarían </b>
Gallardo apuntó a uno de los futbolistas más destacados del campeonato: el chaqueño Walter Montoya, un mediocampista mixto de Rosario Central que también es pretendido por otros clubes importantes. Tiene 21 años y un gran futuro. Juega por la derecha y le resolvería a River el problema que tiene por ese costado desde que se fue Carlos Sánchez.
Otro que gusta es Ariel Rojas, ex jugador del club, actualmente en el Cruz Azul de México. Se fue antes del final de la Copa Libertadores 2015 porque quedó libre, y ahora se postuló para volver. Al DT le rindió mucho pero las condiciones de su contratación deberían ser favorables.
¿Y un arquero? La última actuación de Augusto Batalla (final de la Copa Argentina) dejó muchas dudas pero Gallardo apostará por él. Si llega un arquero no será para ser titular sino para agregar competencia en el puesto.