Los críticos del fútbol dicen que solo es un deporte, con 22 personas corriendo detrás de una pelota pero la disciplina va más allá de eso. Este episodio, ocurrido en Bovril, demuestra, una vez más, que se trata de una forma de disfrutar la vida, con respeto, solidaridad y diversión.
El fin de semana pasado en el fútbol infantil de Bovril se dio un hecho para resaltar. Un chico de Sauce de Luna se retiró del campo de juego llorando y dos jugadores de Deportivo Bovril se acercaron y lo consolaron, en una imagen que quedó registrada por los presentes.
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Sin dudas, fue una postal ejemplificadora y de fair play deportivo. Ante hechos violentos que se ven en partidos de fútbol, lo acontecido en la ciudad entrerriana saca a relucir los valores, con que los chicos practican la especialidad.