Por un momento no fue Messi. Ante una patada o acción desleal, su respuesta suele ser futbolística. Por ejemplo, un gol a la siguiente jugada o una acción en la que deja desairado a su rival a modo de venganza. De hecho, volvió a ocurrir contra la Roma. Después de un incidente con un rival, convirtió el 2-0 para el Barcelona. Sin embargo, esta vez, cuando iban 28 minutos del partido con la Roma, Leo se enojó bastante. En una acción, se enojó con el defensor francés del equipo italiano, Yanga-Mbiwa. Lo insultó, se le puso cabeza a cabeza pese a ser varios centímetros menos de altura, le tiró un cabezazo y después lo agarró del cuello. Un comportamiento inusual en él.
Conclusión: como el trofeo Joan Gamper tiene características de amistoso, el árbitro decidió perdonarle el desliz y apenas lo amonestó, al igual que a su rival.