La Lazio, con Biglia como titular, se lució y goleó 3-0 a la Sampdoria (entró Bergessio un ratito sobre el final), ni más ni menos que una fecha antes del clásico contra la Roma. Una vez que entró la primera, los otros goles llegaron por decantación. Sin embargo, al principio no fue tan fácil, porque la visita lo aguantaba y los de celeste no lograban lastimar. Pero en sólo dos minutos, antes de que finalizara la primera parte, apareció Felipe Anderson por duplicado y la historia ya pareció sentenciada. A los 38 asistió a Parolo para que abriera el marcador y a los 40 dejó sin chances al arquero Viviano con un golazo desde afuera del área.
La segunda parte se jugó demás. Y no porque el resultado fuera lo suficientemente abultado, ya que un descuento de los genoveses hubiese cambiado el ritmo del partido. Sino porque, estando 0-2 abajo, la visita no cambió para nada la actitud y dio la impresión de que su preocupación era no caer por goleada. Y si ése era su objetivo, tampoco lo cumplió, porque a los 21 volvió a aparecer el hombre de la noche romana, Felipe Anderson, pero esta vez con una genialidad maradoniana: encaró desde atrás de mitad de cancha, esquivó a todo aquel de rojo que se le cruzara, y cuando estaba ante la posibilidad de meter, quizás, el mejor gol del campeonato, se la cedió a Djordjevic, quien sólo tuvo que empujarla. De pie señores...
De esta manera, la Lazio quedó tercero en soledad con 30 puntos (el Nápoli lo alcanzará en caso de ganarle al Cesena), a 9 de la Juventud puntera y a 6 de la Roma (ambos tienen un partido menos). Y justo ahora se viene el clásico.