Marcelo Tinelli, presidente de la Liga Profesional desde marzo de 2020, tuvo un particular regalo de Navidad: el pedido de remoción por parte de 15 clubes de la primera división. Pasó de todo desde esa carta, que ingresó a la sede de la LPF en Puerto Madero en la tarde de Nochebuena, a la reunión "informal de trabajo" que se desarrolló en la tarde de hoy en el barrio más joven de la Capital Federal.
Los teléfonos de los directivos ardieron. La política, una vez más, jugó su partido. Y lo que parecía una salida confirmada en nombre de la "falta de gestión" se pateó para el próximo 11 de enero, cuando está convocado el Comité Ejecutivo de la LPF para tratar, ahora sí, el futuro de las autoridades.
Todo empezó el miércoles 22. Los directivos de la máxima categoría fueron a Ezeiza en ocasión del sorteo de la próxima Copa Argentina. Claudio Tapia, el presidente de la AFA, les abrió el predio y los recibió a todos. Dio un discurso que sonó a cierre de año justo un día después del ascenso de Barracas Central a la primera división. Cerró 2021 con una Copa América, con la llegada a la LPF del equipo de toda su vida y con la Copa Argentina ganada por Boca, el club de sus amores. Podía brindar satisfecho.
Ese mismo día, en ese escenario, un grupo de directivos de la primera terminó de rumiar la idea: invocar un artículo del reglamento de la LPF para provocar la remoción de Marcelo Tinelli. Sabían que iban a tener el apoyo irrestricto de Tapia. Y de sus aliados del ascenso. Para el presidente de la AFA era como sacarse el Gordo de Navidad: la revancha perfecta contra el hombre que quiso despojarlo del sillón de Grondona. Y que no ocultó sus deseos de convertirse en presidente de la AFA. Lealtad con los suyos; rencor con los enemigos.
La carta que inició el empuje del dominó tenía 15 escudos. La mitad más uno de los 28 clubes que participarán en la máxima categoría desde la próxima temporada. Si todos se presentan el día de la reunión de comité ejecutivo, les alcanza para tener quórum propio y remover a Tinelli sin necesidad de sumar apoyos: el estatuto habla de "mayoría simple" para estos casos. Es decir, la mitad más uno: 15 es el número mágico. Hubo una respuesta instantánea por parte de la Liga: Tinelli respondió por carta y recordó que la reunión decisiva ya estaba fijada para el 11 de enero. Acusó un golpe institucional.
Las dos cabezas más visibles de quienes pugnan por sacar a Tinelli de su cargo son Cristian Malaspina (presidente de Argentinos Juniors) y Hernán Arboleya (vocal suplente de Lanús y ex vicepresidente segundo de la institución granate): ambos pertenecen a la "mesa chica" de la LPF, que también integran Mario Leito (Atlético Tucumán), Sergio Rapisarda (Vélez) y Gabriel Pellegrino (Gimnasia, de La Plata).
Una vez que Tinelli convocó al 11 de enero, Malaspina y Arboleya iniciaron su descargo a través de las redes sociales. Malaspina apuntó contra Eduardo Spinosa, presidente de Banfield y director general de la LPF; Arboleya intentó justificar con argumentos las razones del pedido de remoción. "Falta de gestión", la palabra clave.
"Lamentablemente nos vimos obligados a redactar tal petición en virtud de la negativa sistemática a solucionar problemas de gestión que nos han llevado", dice Arboleya en uno de esos tuits. En rigor, el descontento pasa porque LPF y AFA jamás se pusieron de acuerdo en cómo resolver un temario de 16 puntos que tiene que ver, sobre todo, con la economía de los clubes de primera. Apenas hubo una reunión de trabajo entre ambas entidades, y se dio luego de que el propio Tinelli les diera vía libre a sus pares para negociar con Viamonte tras las escasas respuestas recibidas.
Entre otras críticas, al conductor de Bolívar lo acusan de favorecer a dos clubes (el suyo, San Lorenzo, y Banfield, de su colega Spinosa), y de no aparecer en 23 de las 27 reuniones de comité ejecutivo convocadas durante el año que termina. Además, hay críticas específicas: una es por el contrato con la empresa Pro Enter, que presta servicios a la Liga Profesional desde que era la Superliga. "La mesa de la Liga es testimonial.
Le dijeron varias veces a Marcelo lo que pensaban", cuenta un directivo que firmó el pedido de remoción del conductor televisivo. "Puede que nuestras discrepancias no hayan sido explícitas para afuera, y que la prensa no estuviera al tanto, pero hacia adentro, y donde correspondía, siempre las dijimos", agrega la fuente. Conclusión: la carta fue el último eslabón de una cadena de discrepancias con Tinelli que viene de hace tiempo.
Pero Marcelo Tinelli era el candidato para la AFA de Alberto Fernández, el presidente de la Nación. Si no consiguió el sillón de Grondona fue porque la Inspección General de Justicia (IGJ) optó por no entrometerse en dos denuncias que había contra la Asamblea que reeligió a Tapia hasta 2025. El director de ese organismo es Ricardo Nissen, apoderado de Máximo y Florencia Kirchner en la causa Hotesur. El kirchnerismo duro, en definitiva, le marcó la cancha al presidente en el manejo del fútbol.
Fernández, fanático de Argentinos Juniors, tiene idas y vueltas con Malaspina, el máximo dirigente del Bicho. En plena campaña electoral, por ejemplo, el entonces candidato del Frente de Todos posó con la camiseta roja y blanca en el estadio Diego Armando Maradona. Lo acompañaron dos amigos suyos de la infancia. Pero no el presidente del club. Quienes lo conocen saben que a Fernández no le gustaron las críticas que en su momento hizo Malaspina de su antecesor en el cargo, Luis Segura, de fluida relación con el primer mandatario.
Tres fuentes distintas confirmaron a La Nacion que en estos días el WhatsApp de Malaspina sonó. Eran mensajes del Presidente de la Nación. Palabras más, palabras menos, desde Olivos le recordaban al máximo dirigente del Bicho que Tinelli era presidente de la LPF "por un acuerdo político". Y que esos pactos "debían respetarse". Y hubo otra palabra: "institucionalidad". Es decir, hacer todo de acuerdo a lo que marcan los estatutos.
En este tiempo, Fernández no ocultó sus críticas al manejo de la AFA, por lo que se ubica en la vereda opuesta a Tapia: "No entiendo qué hacen con el fútbol", dijo en 2020 en TyC Sports. Al presidente tampoco le gustó nada que el máximo dirigente de la AFA se haya reelegido en su cargo un año antes de la finalización de su mandato. Esos hechos son fundamentales para entender el apoyo irrestricto a Tinelli. Aún cuando haya 15 escudos que lo quieran fuera de la Liga Profesional. Consultado por este diario sobre el tema (y para que diera su versión), Malaspina (presidente de Argentinos Juniors) optó por no contestar.
Fernández no fue el único que jugó sus fichas por Tinelli. Según pudo reconstruir este diario, hubo un llamado ("crítico", según las fuentes consultadas) de Sergio Massa al propio Tapia por la embestida contra Tinelli. "Fue para emprolijar las cosas", le confesaron a La Nacion dos dirigentes al tanto de esa comunicación. Lo curioso es que Juan Manuel Cheppi, mano derecha del presidente de la Cámara de Diputados en el Congreso, fue uno de los firmantes de la carta en la que se pide la remoción de Tinelli. Lo hizo en su rol de vicepresidente tercero de Aldosivi (Mar del Plata).
Los llamados y las idas y vueltas continuaron el martes. Hubo una reunión entre Tapia y Martín Insaurralde, jefe de Gabinete del gobierno bonaerense. El presidente de la AFA monitoreó desde su celular toda la previa de la reunión que se desarrolló en Puerto Madero. A muchos les sorprendió la convocatoria de la reunión en la sede de la LPF.
Sin Marcelo Tinelli (está en Uruguay con su familia), los 15 clubes que firmaron la carta pidiendo su remoción estuvieron representados. Y se sumaron Boca (Juan Román Riquelme, vicepresidente segundo) y Racing (Alfredo Chiodini, vicepresidente primero). Además, estuvo Matías Tapia, presidente de Barracas Central, recién ascendido.
Tinelli sabe desde hace unos días que no lo quieren más en la presidencia. También sabe que la política nacional hace lo suyo. Tapia y su mano derecha, Pablo Toviggino, supervisan cada movimiento de los suyos como si los clubes fueran fichitas de un TEG improvisado. En el fondo, una caja superior a los $10.000 millones anuales. Y la posibilidad latente de que todo el fútbol argentino vuelva a manejarse desde la calle Viamonte. O, lo que es lo mismo, todo el poder para Tapia.