La muerte de José Luis Brown enlutó al fútbol argentino. Gloria de la Selección nacional, la Superliga decidió homenajearlo con una original iniciativa: la semana siguiente a su fallecimiento (el 12 de agosto) estableció que cada capitán saliera a la cancha con la remera agujereada y colocaran su pulgar derecho en el frente, imitando al Tata en la final del Mundial de México 1986, cuando no podía mover su brazo y necesitaba un cabestrillo.
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Las 24 camisetas, firmadas por los jugadores de cada uno de los equipos del campeonato de Primera División, fueron entregadas anoche, en el hotel Grand Brizo de La Plata, a los familiares de quien fuera marcador central de Estudiantes, Boca, Deportivo Español y Racing en nuestro país.
La ceremonia fue muy emotiva. Se transmitió un video con las imágenes de los equipos ingresando al campo de juego. "Fue todo un símbolo de una generación, no sólo campeón del mundo", anunció Miguel Rubio, jefe de prensa de la Superliga.
Juan Ignacio, su hijo, con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, manifestó: "Se lo extraña mucho, han pasado dos meses, pero está presente en cada momento, éramos muy compinches. Se fue muy joven, merecía estar más tiempo con nosotros. Papá con muy poco supo ganarse el cariño y el respeto de la gente: siendo humilde, dejando la vida en cada partido".
El hijo de Brown contó que hará un museo con todas las camisetas. También estuvieron su hermano mellizo, su mujer y sus nietos.
Se esperaba la presencia de Diego Maradona, compañero del Tata en México '86 y técnico de Gimnasia, pero sufrió un dolor en la rodilla.