Hace medio siglo el santafesino Carlos Monzón consolidaba su etapa de pleno ascenso camino de su brillante ciclo como campeón mundial de peso mediano, cuando en menos de tres rounds definió la revancha con el italiano Nino Benvenuti en el estadio Louis II de Montecarlo, principado de Mónaco.
En rigor, Monzón se perfilaba como amplio favorito para refrendar la superioridad que había establecido al momento de destronar a Benvenuti, el 7 de noviembre de 1970 en el Palazzo dello Sport de Roma (nocaut absoluto en la duodécima vuelta), pero persistían aún ciertas dudas acerca de su verdadera jerarquía y la velada sospecha de que sería el suyo un reinado fugaz.
Fuera de esas reservas, daba toda la sensación de que el italiano jamás regresaría del ocaso, por la propia derrota ante Monzón y por su estrepitoso fracaso en un combate preparatorio, con otro argentino, el porteño Jorge Roberto Chirino, que el 17 de marzo de ese 1971 le había dado una tunda en Bologna con la recompensa de una victoria por decisión.
Por cierto: según las reglas tácitas de este tiempo, un retador al título mundial declinaría subir al ring a menos de 50 días de un compromiso titular y ante la eventualidad de una derrota difícilmente pudiera mantener su condición de aspirante.
<i>El santafesino puso fin a los deseos de Benvenutti de recuperar el cinturón. (Foto Télam)</i>
Pero eran aquellas épocas de una dinámica diferente de la de hoy, en su momento se había firmado una cláusula de defensa obligatoria (formal, desde luego, por cuanto a la hora de enfrentarse en Roma pocos habían apostado al triunfo de Monzón sobre Benvenuti) y el sábado 8 de mayo de 1971 se formalizó el desquite.
Monzón llegaba con tres éxitos en serie en sendos compromisos fuera de título y los tres resueltos de forma categórica en el segundo round: en diciembre del 70 con Charley Austin, en febrero del 71 con Domingo Guerrero y en marzo con Roy Lee).
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Pudo haber sido el cuarto fuera de combate al hilo en la segunda vuelta, pero la revancha terminó al minuto y cinco segundos de la tercera, cuando Benvenuti cayó dos veces, su entrenador Bruno Amaduzzi lanzó la toalla y el juez argentino Víctor Avendaño convalidó el abandono.
Esa noche de la que hoy se cumplen 50 años selló el destino deportivo de cada quien (a los pocos días Benvenuti anunció que colgaba los guantes y Monzón fue monarca mediano hasta julio del 77 inclusive) y asimismo redundó en un eslabón de los que labró una amistad que incluyó una visita al penal de Junín después del femicidio de Alicia Muniz.