El partido tuvo un sólo dueño: Gimnasia. Desde el inicio hasta el final. El equipo local dominó las acciones y creó las mejores oportunidades. Enfrente estuvo un Vélez que siguió con la misma sintonía de las últimas fechas. Perdido, sin ánimo, como si se hubiese olvidado de jugar al fútbol.
Los goles, de Vegetti al comienzo del primer tiempo y de Fernández en el cierre, fueron un golpe de nocaut para las intenciones del Fortín. En el segundo tiempo, Gimnasia fue más y tuvo a tiro el tercer gol. Vélez hizo lo que pudo, mucho centro, pelotazo frontal y nada más.
Gimnasia empieza a salir del fondo y ya se acomada en la mitad de la tabla. Vélez no está tan mal desde lo númerico (a siete puntos de River); su gran problema es la caída futbolística, que parece no tener fin.