La crisis del coronavirus volvió a poner en discusión los calendarios y torneos del fútbol argentino, un escenario que hace años funciona con prueba y error. Con la creación de la Superliga y la vuelta a AFA, con las disputas dirigenciales e incluso con la posibilidad de modificar la cantidad de descensos en plena competencia. Ahora, en el nuevo contexto, hay un problema pero también una posibilidad de barajar y dar de nuevo.
Ningún dirigente lo admite públicamente. De hecho, ni siquiera hablaron de eso en la reunión de la semana pasada en AFA. Pero en off confirman la circulación de borradores en distintos grupos de WhatsApp para cuando la pelota vuelva a rodar, con mayo o junio como posibles puntos de partida. De a poco, empieza la rosca.
Qué pasará con la Copa de la Superliga es una incógnita. Pero es justamente esa respuesta la que comenzará a aclarar todo el panorama. Por ahora, toma fuerza la posibilidad de que no haya descensos a mitad de año, que sí haya dos ascensos (¿uno de cada zona? ¿los dos mejores de la general?) y que en la primera edición de la Liga Profesional bajen cuatro equipos para volver a ser 24 en Primera.
Esta posibilidad, impulsada por los que pelean abajo en los Promedios, es apoyada a medias otros dirigentes, que entienden que no se pueden decretar los descensos con diez fechas pendientes pero que tampoco están de acuerdo con anular los descensos y sumar más equipos a la competencia. Y, además, encuentra un freno entre aquellos clubes que hoy estarían salvándose pero que estarían muy comprometidos si llegara a hacerse un torneo de seis meses con cuatro descensos.
Gimnasia, Patronato, Central Córdoba (SdE) y Aldosivi podrían ser los principales beneficiados, a los que se sumaría Colón pero con una salvedad: los Sabaleros, actualmente al borde de la zona roja, arrancarían la próxima competencia con el peor Promedio de todos: 0.898. Salvarse ahora podría implicar una condena para diciembre. ¿Cómo que diciembre? Es que otra de las posibilidades es reacomodar las temporadas de enero a diciembre, tal como tienen los otros países de la Conmebol, y no de julio a junio.
La decisión que puede tensar más la cuerda es la clasificación a las copas internacionales, con mucho dinero en juego (en 2020 se repartirán 217.5 millones de dólares) y con planteles que pueden armarse o desarmarse según los compromisos que tengan que asumir. Hasta ahora, la fórmula Superliga+Copa de la Superliga era la que definía los cupos para Libertadores y Sudamericana, pero con la segunda competencia en el aire todo puede cambiar.
Fuente: <i>TyC</i>