Un escándalo. Un robo. Así titula la prensa panameña y lo admite la mexicana. Lo que se vivió anoche en Atlanta (Estados Unidos) fue un capitulo bochornoso para el fútbol. Pero sobre todo para la ya manchada Concacaf, organizadora de la Copa de Oro que juegan las selecciones de Centroamérica y América del Norte.
México se clasificó a la final (jugará contra Jamaica que dio la sorpresa al ganarle 2 a 1 a Estados Unidos) con ayuda del árbitro del árbitro estadounidense Mark Geiger. Primero le cobró un penal inexistente a dos minutos del final del partido para poder empatarle a Panamá. Y en el alargue sancionó otro penal polémico. Andrés Guardado convirtió los dos goles y los mexicanos definirán la Copa de Oro. Un escándalo.
El propio Guardado admitió que estuvo a punto de patear afuera el penal porque había estado mal sancionado. Y el DT de Panamá, el colombiano Bolillo Gómez, admitió que "pensé en retirarme del fútbol".
En los vestuarios los jugadores de Panamá mostraron una bandera contra la Concacaf: "Ladrones y corruptos".