Lo más importante de la mañana de este jueves para Boca fue la advertencia que surgió desde Brasil sobre el posible cambio de estadio para la final de la Copa Libertadores ante Fluminense.
La realidad es que el Maracaná está en el ojo de la tormenta por el estado del campo de juego que presentó. De hecho, hace algunos días se hicieron virales varias fotos en las redes sociales, en donde llamó muchísimo la atención lo maltratada que está el pasto y el terreno en sí.
Por eso la publicación del medio Jornal O Globo, en donde directamente deja en claro que es una posibilidad muy cierta el cambio de estadio para el partido del 4 de noviembre a las 17. Y es más, las razones para que se mude el partido más importante de los últimos años en la historia de Boca son más de una.
Por un lado está el mal estado del campo, lo dicho. Pero por otro también asoman las pretensiones de Flamengo. ¿Cómo? ¿Y qué tiene que ver ese equipo?
Primero que nada, Flamengo, que al igual que Fluminense, también suele hacer de local en el Maracaná, no quiere resignar su partido con Bragantino de este 28 de octubre por el torneo local; y en segundo lugar, la CD del Fla le habría solicitado a la Conmebol más entradas para la final de la Libertadores que los dos clubes que la juegan.
Por eso la advertencia que, según avisan en Brasil, ya hizo Alejandro Domínguez a Ednaldo Rodrigues, presidente de la Federación Brasileña de Fútbol: si no se mejoran las condiciones del campo de juego y sobre no se resuelve la situación con Flamengo, la final entre Boca y Fluminense del 4/11 podría mudarse del Maracaná.
Y es más, este jueves desde las 16.30 habría una reunión muy importante en la Conmebol para definir si hay cambio o no. En Brasil cree que pese a todo la final seguiría siendo en Río de Janeiro.