Varias horas después del partido, María Eugenia Rocco, jueza asistente, hablaba todavía con un tono en el que mezclaba sorpresa e indignación. "No lo podía creer, no lo podía creer", repetía.
El hecho ocurrió tras el triunfo Argentino de Quilmes sobre Deportivo Merlo por 2-1, en la cancha del Mate. Los jugadores del equipo visitante protestaron algunos fallos ante la terna arbitral y, <a href='http://superdeportivo.elonce.com/notas/denunciaron-a-un-futbolista-del-ascenso-por-agredir-a-una-jueza-de-lnnea.htm' target='_blank'>en medio del tumulto, Emmanuel Francés, le dio un golpe en la nuca a Rocco</a>.
Con la incomodidad que puede esperarse de una situación así, prefirió no hablar mucho del tema, pero describió ocurrido: "Cuando terminó el partido, antes de ir a los vestuarios, hubo un tumulto. Varios jugadores de Merlo fueron a protestar contra Jorge Broggi (N. de la R.: el árbitro principal del partido). Yo me acerqué para separar. <b>Reclamaban por una supuesta mano en el primer gol. Le dije al técnico que se calmara, que podíamos hablar después, pero tranquilos. En ese momento llegó la policía para protegernos</b>, yo quedé detrás de Broggi y sentí un golpe fuerte en la nuca. Me di vuelta y vi al número 7, que se iba", contó la joven.
Además, relató: "primero pensé que el golpe estaba dirigido para el árbitro o para alguien más. pero no podía ser, porque estaba yo sola. Él corrió y se metió entre sus compañeros. <b>No lo podía creer. No podía creer que me hubiera pegado. Les dije que el número 7 estaba expulsado por agresión. Me empezaron a decir que no, que no había pasado nada, que nadie me tocó</b>. Me puse muy mal, pero enseguida Broggi me dijo que me quedara tranquila, que él también lo había visto y que todo se iba a informar".
<b>Rocco tiene mucha experiencia como jueza asistente</b>.
Trabaja en la AFA desde 2005 y es internacional desde 2008. Dirigió en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012, además de los mundiales Sub 17 de Trinidad y Tobago 2010 y Sub 20 de Canadá 2014. También fue jueza asistente en dos Mundiales de mayores (Alemania 2011 y Canadá 2015).
En tantos años de trabajo, jamás había vivido algo así: "La gente, desde afuera, siempre insulta. Ya estoy acostumbrada. Pero nunca había sufrido una agresión de un jugador. Ni siquiera un insulto. Son respetuosos porque saben que sino se van", dijo.