El fútbol volvió, las inseguridades nunca se fueron. Dos escenarios, el de Banfield y el de Racing, aportaron sus dosis de descalabro en el fútbol argentino. El sábado, susto, gritos y diez hinchas de Boca heridos fue el saldo tras una avalancha en la tribuna del estadio del Sur del Gran Buenos Aires.
Un día después, la que regresó a escena fue la intemperancia: hinchas de Racing recibieron a piedrazos a los micros con los seguidores de Lanús. Entonces hubo respuesta: disturbios, corridas, la presencia de la infantería, balas de goma y tres detenidos. ¿Se puede soñar con el regreso completo de los visitantes en el fútbol argentino?.
"Sí, se puede", le dijo anoche a <i>La Nación</i> el secretario ejecutivo de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), Juan Manuel Lugones. Y agregó: "En Banfield el operativo fue exitoso. Hubo dos detenidos que tenían pedido de captura, diez por prohibición de concurrencia y otros diez por incidentes. Claro que lo de la avalancha nos dejó un sabor agridulce. Autorizamos 7500 visitantes, hay que investigar si se vendieron entradas de más".
El mismo fin de semana en que emergió la tragedia en el caótico recital del Indio Solari en Olavarría, el fútbol doméstico -en su demorado regreso- aportó sus miserias a una incertidumbre nacional que crece: ¿cómo pretender una fiesta de masas y no morir en el intento?
Banfield vs. Boca y Racing vs. Lanús fueron los únicos encuentros de la 15» fecha con público visitante. En Avellaneda se trenzaron antes del partido. "Hubo tres detenidos, dos de Lanús y uno de Racing. La gran mayoría -sostuvo Lugones- va a ver un espectáculo en paz, y por unos pocos imbéciles no vamos a retroceder. No queremos un fútbol ni con barras ni con los que quieren ser barras", resaltaron. Por lo pronto, el regreso del público visitante fue más de lo mismo. Ahora, se debe evaluar si continuará...