En un año puede pasar de todo y vaya si Boca lo sabe: se fue Tevez, fue campeón, se fue Centurión, sumó jerarquía al plantel, se volvió a lesionar Gago, Benedetto, goleador imparable durante los últimos diez meses, llegó a la Selección argentina y, después, también se rompió... Fue un 2017 ambivalente, con muchas más buenas que malas, pero con golpes profundos que obligaron a Guillermo Barros Schelotto a reinventarse varias veces para conseguir mantenerse en lo más alto del fútbol argentino durante 365 días: el Xeneize agarró la punta de la Primera División un 11 de diciembre de 2016 y nunca la soltó.
La historia arrancó en febrero con aquel triunfo por 2-0 ante Banfield como visitante. Ya sin Carlitos, aquella tarde, el DT volvió al 4-3-3 con Rossi, Jara, Vergini, Insaurralde, Fabra; Barrios, Gago, Pérez; Pavón, Centurión y Benedetto. Esa formación cambió rápidamente, con Pintita como volante central y los ingresos de Rodrigo Bentancur y Gino Peruzzi, una alineación a la que el entrenador intentó darle continuidad, hasta que cayó en el Superclásico por 3-1 en La Bombonera.
El tropezón obligó a Guille a replantearse varias cosas, especialmente en el retroceso y la faceta defensiva. Con la salida del uruguayo al seleccionado sub-20, Wilmar entró para ya no volver a salir, junto con una defensa nueva: Tobio y Magallán a la zaga, Jara y Silva a las bandas. Así, Gago pasó a jugar más como armador de juego junto a Pérez, mientras que los tres de arriba le daban el desequilibrio necesario para sumar cuatro victorias y dos empates que le terminarían significando el título a pesar de la arremetida final de River.
Tras obtener el título, la novela por Centu fue la que copó el mercado de pases. Finalmente y luego de serios problemas personales, el '10' se fue a Italia y la camiseta la heredó Edwin Cardona. Junto a él, llegaron Nahitan Nández y Paolo Goltz, otros dos que se convertirían en titulares indiscutidos de un conjunto récord que llegó a los ocho triunfos seguidos, que salía de memoria y que mostraba un fútbol de altísimo vuelo.
El triunfo sobre del último domingo confirmó lo que era el único objetivo que le quedaba al Xeneize en un semestre que arrancó de lujo, pero que termina debilitado por algunos resultados desfarovables y las bajas de Gago, tras su paso por la Selección argentina, y de Benedetto, en el encuentro ante Racing. A diferencia del partido con Arsenal, en el que el Mellizo debió poner a un equipo más que alternativo, con muchísimos juveniles, contra el Pincha jugaron casi todos los habituales titulares (excepto el improvisado centrodelantero, Guido Vadalá) y lograron un ajustado triunfo que le permitió al equipo cerrar el año como único líder, por sobre un San Lorenzo que le puso presión en las últimas semanas.
Cerrada la participación en la primera parte de la Superliga, ahora es tiempo de las vacaciones, los balances y, más importante, la llegada de algunos refuerzos para ocupar las sensibles ausencias que tendrá Guillermo para afrontar la Copa Libertadores y, así, reinventar una vez más a este plantel para que siga ganando.