Un rumor falso casi dinamita la carrera de Ricardo Daniel Noir. Aquel delantero rápido surgido de las Inferiores de Boca Juniors en 2008 vivió una verdadera pesadilla en su paso por Newell's en 2011, adonde había fichado para conseguir continuidad. Sin embargo, terminó planteándole un desafío doloroso, tal como contó en un crudo relato durante una entrevista con Mundo Boca.
"Un día vino mi hermana diciéndome: 'Che, ahí puso uno tal cosa'. Le dije que no le diera bola. Al rato era un quilombo. No entendía nada. Yo era chico. Solía ir a buscar a mi hija más chica al jardín y dejé de ir. Una vergüenza tenía. Salía predispuesto a pelear con alguien. Me decían algo y cómo no iba a pelear. Imaginate la bronca que tenía. Me quería ir a mi casa. Si querían perjudicarme los de Central, lo lograron", detalló.
La versión echada a correr entonces señalaba que mantenía una relación con el arquero Sebastián Peratta. La mentira lo afectó en su carrera, sobre todo a lo largo de dicho tránsito en la Lepra, donde jugó 19 partidos y convirtió dos goles. "En ese momento me tiraron al piso. Fue un momento muy triste", agregó.
<blockquote class="twitter-tweet"><p lang="es" dir="ltr">Tito Noir hablo a corazon abierto sobre aquella situacion que lo toco vivir en Rosario cuando llego a Newells. <br>Relato imperdible de una persona a la que le toco vivir un infierno ??"Me dejaron por el piso, no podia ni ir a buscar a mi nena al jardin"? <a href="https://t.co/Uy2spvTNyp">pic.twitter.com/Uy2spvTNyp</a></p>— Mundo Boca Radio/TV (@mundobocaradio) <a href="https://twitter.com/mundobocaradio/status/1472189232395468808?ref_src=twsrc%5Etfw">December 18, 2021</a></blockquote> <script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script>
En el medio de ese vendaval, en Newell's desembarcó Gerardo Martino, quien le daría un giro al club: con su influjo y el de las figuras que se fueron sumando, el elenco rosarino ganaría un título local en 2013 y llegaría a las semifinales de la Copa Libertadores. Pero la situación que acarreaba Noir le había perjudicado el ánimo. Su mente ya no estaba allí.
"A mí me liquidaron. Anímicamente ese año fue terrorífico. Cuando vino el Tata Martino, yo por un lado estaba feliz de que me iba a dirigir, pero no quería estar más. Un día me encerró en la sala de videos del complejo de Newell's y me dijo: 'Mirá, Tito. Yo quiero parar el equipo así, me gusta jugar con dos por afuera. Vos tenés las características'. Y yo le dije: 'Tata, la verdad, no quiero estar un solo día más acá. La estoy pasando muy mal. No salgo a la calle, salgo de entrenar y me encierro en mi casa. La estoy pasando mal. Mi mujer y mi nena me ven llorar todos los días'. El Tata me respondió que ellos (por quienes echaron a correr el rumor) son así. Pero para mí, no", describió aquel punto de inflexión.
"Me quedé ese semestre, y no terminé jugando, nada", añadió. "En su momento me llamaron mis ex compañeros de Boca, los dirigentes, todo. Incluso me dijeron para hacer una nota para salir a aclarar. ¿Y qué iba a salir a aclarar? Hoy me cagó de risa, pero en su momento la pasé mal", ofreció el panorama del respaldo que recibió de la institución que lo formó.
"No me olvido más, después me tocó ir a la cancha de Unión. Me tocó ir al banco ese día. Faaa, me volvió loco una mina. No sabés. Encima el banco está pegado. En una me cansó y le dije: 'Antes de estar con vos, más vale'". Y de ahí la gente se le reía a la chica. Eso sí, después tuve que hacer la entrada en calor con la policía, porque me tiraban de todo", evocó apenas un botón de muestra del bullying que padeció.
Luego de aquel mal momento, la carrera de Noir continuó. Tuvo buenos tramos: sus buenas actuaciones en Banfield le permitieron el salto a Racing, donde no logró el rodaje deseado. Luego, pasó por la Universidad Católica de Chile, Huracán, Atlético Tucumán, Belgrano de Córdoba y San Martín de Tucumán. En la actualidad, a los 34 años, el entrerriano viene de desempeñarse en el club Palmaflor de Bolivia, entidad con la que finalizó su contrato. Hoy analiza afincarse en su provincia natal.
Aquel obstáculo que debió sortear le permitió dejar una reflexión, tal vez incluso pensando en otros colegas que puedan atravesar una coyuntura similar: "Hay que poner límites. Alguien capaz lo dijo en joda y a mí me mató. Mi familia se ponía mal. Fue un momento desagradable que no se lo deseo a nadie. O lo superaba o no podía jugar más al fútbol".