El Paris Saint Germain pagó 9,5 millones de euros por Kevin Trapp, arquero alemán del Eintrach Frankfurt. ¿Se puede explicar? Sólo porque los dueños del club parisino son multimillonarios árabes. Otra razón no puede haber después de los horrores que cometió ante el Bordeaux. Fue patético, inexplicable a nivel profesional. Le arruinó a Di María su buen debut como titular.
En el primer tiempo, el PSG ya ganaba con un gol del uruguayo Cavani que aprovechó un blooper de Carrasso, el uno del Bordeaux, con manos de manteca ante una pelota sencilla. Trapp quiso superar a su colega y se le escurrió por las manos un remate no complicado de Saivet. Increíble.
Cavani clavó el 2 a 1 con un tiro libre en el que Carrasso se quedó atornillado al piso. Pero Trapp quiso llevarse el premio Chenemigo de la semana y en el ST, al recibir un pase atrás, se tomó un tiempo de más, en forma absurda, y Khazri convirtió el empate. Papelón lo del germano, que llegó esta temporada. Y eso que los visitantes ya estaban con diez por la expulsión de Saivet.
Di María había mostrado una buena versión, con velocidad, precisas habilitaciones, remates al arco (Carrasso le tapó un mano a mano) y siempre activo. Todo se lo arruinó Trapp, porque se va a hablar más de los horrores de su compañero que de su buena respuesta.
El PSG no contó con Ibrahimovic, reservado para la Champions, ni con Pastore, lesionado. Lavezzi ingresó en el segundo tiempo y tuvo un peligroso remate al arco desde fuera del área que Carrasso le desvió.
En el juego, se vio la diferencia de calidad entre los dos equipos. La pelota y el mando del partido fueron del PSG. Al final, Cavani anduvo a los manotazos con Saivet. Los tuvieron que separar porque podían terminar a las piñas.