En el duelo más atractivo de los octavos de final de la Champions League, Barcelona, con Lionel Messi (que abrió la cuenta de penal), cayó estrepitosamente 1-4 ante el Paris Saint-Germain de Leandro Paredes y Mauro Icardi, con un hat trick de Mbappé y un tanto de Moise Kean. El encuentro se jugó en el estadio Camp Nou y tuvo grandes ausencias en el conjunto francés que dirige Mauricio Pochettino, ya que el entrenador argentino debió suplir a nombres como los de Neymar o Angel Di María. Aunque la ausencia de estos no se notó demasiado.
En el primer cuarto de hora, ambos equipos se estudiaron. A partir de entonces, cada uno dispuso de una chance: primero se lo perdió Griezmannn tras escapar de la marca de Florenzi, y luego fue el visitante el que llegó con riesgo a través de Icardi, bien habilitado por Mbappé.
Entonces Kurzawa le hizo un penal algo dudoso a De Jong, que ni siquiera fue sometido a los designios del VAR. Y Messi venció a Navas para abrir la cuenta. Enseguida, el astro rosarino se la dejó servida a Dembélé, pero el francés dilapidó la chance de aumentar la ventaja. Sin saberlo, fue el comienzo del fin para Barcelona.
Tras algunas dudas -pocas, por cierto-, el PSG lo empató tras una vertiginosa incursión ofensiva, un toque de cachetada de Verratti y la gran aparición en el área de Mbappé, que se escapó ante las miradas de Piqué y de Lenglet, y definió con categoría.
De inmediato, Barcelona siguió como anestesiado y fue Ter Stegen quien tuvo que responder ante los peligrosos remates de Kurzawa y Kean. Cuando el trámite se volcaba en favor de los franceses, Messi frotó la lámpara y metió un pase formidable para la corrida de Griezmann, que no definió bien. Y antes del descanso, Mbappé ejecutó un corner que Icardi cabeceó apenas afuera.
De regreso de los vestuarios, arrancó mucho mejor el equipo de Pochettino y transformaba en figura al alemán Ter Stegen, primero ante Mbappé -con una gran estirada- y después ante Kean, a mano cambiada.
A Messi no le llegaba mucho juego, la defensa del equipo de Koeman la pasaba definitivamente mal y era el mejor momento del PSG. Para el local, hubo apenas un tiro libre de la Pulga que dio en la barrera y poco más.
A continuación, la visita dio vuelta el trámite de forma categórica. En una contra fulminante por derecha, el lateral Florenzi -habilitado por milímetros- envió un centro picante al medio ante la mal parada defensa de Barcelona, que dio rebote para dejársela servida al implacable Mbappé y dejar al PSG en ventaja.
Pero la defensa culé tenía una jornada pesadillesca y tras un exquisito tiro libre de Paredes, el que saltó para cabecear y meterla fue Kean. Barcelona caía y hacía ruido.
El descuento local casi llegó tras una jugada temeraria del costarricense Navas ante Griezmann, cuando el arquero pretendió salir jugando y el francés le pellizcó el balón, que por poco no se metió en el segundo palo. Pero al Barcelona ni esa le salió, porque parecía un equipo sin alma y estaba entregado a la catástrofe.
Cerca del final, el PSG recuperó la pelota en su campo y la contra letal del ingresado Draxler acabó en el pie derecho de Mbappé, la figura de la cancha, que no volvió a perdonar a Ter Stegen, anotó el tercero de su cosecha y sentenció el 4-1 a favor del equipo de Pochettino, amo y señor del trámite. Entonces el rostro de Messi se ensombreció una vez más. El juego de su equipo también.
En el otro compromiso de octavos, el Leipzig cayó 0-2 ante Liverpool (goles de Mohamed Salah y Sadio Mané) en un partido jugado en Hungría, ya que el gobierno alemán canceló los vuelos provenientes del Reino Unido por la situación sanitaria.