No se puede decir que lo haya tomado por sorpresa. El estilo de Houston es muy conocido por todos, también para San Antonio. En todo caso, lo llamativo, fue la falta de respuestas de los Spurs para contrarrestar el juego de los Rockets, que se quedaron con el primer enfrentamiento de una de las series semifinales del Oeste por un abultado 126-99 en el AT&T Center.
El primer duelo estratégico dejó mejor parado a Mike D'Antoni, coach de Houston, que a Gregg Popovich. Los Spurs propusieron una formación inicial con dos jugadores grandes (LaMarcus Aldridge y David Lee), mientras que los Rockets lo hicieron con cuatro jugadores con capacidades para jugar abiertos y con buena mano en el tiro de tres puntos (James Harden, Patrick Beverly, Trevor Ariza y Ryan Anderson).
Si la intención de San Antonio era imponer condiciones y tratar de sacar provecho del mejor juego de poste, eso no ocurrió. Por el lado de Houston, todo fluyó con naturalidad. Las ofensivas fueron rápidas y efectivas. La diferencia de velocidad empezó a notarse desde muy temprano en el marcador. Con pases rápidos y precisos, San Antonio corrió de atrás todos los movimientos de balón y, al final de cada jugada, un jugador de camiseta negra quedaba libre para tomar un tiro cómodo. Con cada ataque, el conjunto visitante tomó un poco más de confianza hasta sentirse invencible. Fueron treinta puntos de ventaja en el primer tiempo (69-39), con doce aciertos de tres puntos (tres de Anderson, Ariza y Harden, dos de Beverly y uno de Lou Williams). Imposible ganar un partido con una defensa que permita semejante producción. Al final, fueron 22 triples para el equipo ganador.
Por si fuera poco, en el pick and roll, los cambios defensivos dejaron a los grandes de San Antonio en una lucha desigual con James Harden. Los puso en ridículo a Gasol y a Aldridge más de una vez. Y cuando en los ajustes defensivos se intentó una ayuda, el barbado conductor de los Rockets estuvo generoso para hacer jugar a sus compañeros que quedaban libres.
En el tercer cuarto, antes de que los Spurs pudieran insinuar una reacción, el equipo liderado por James Harden (20 tantos y 14 asistencias) demostró que no iba a dejar pasar la oportunidad. Extendió la ventaja a una máxima de 36 puntos (83-47) cuando quedaban seis minutos para terminar ese parcial.
Lo más curioso fue que con un partido definido, que ya dejó muy pocas cosas interesantes para el final, hubo, sin embargo, bastante tensión. Las peleas de Dewayne Dedmon con Nené y con Patrick Beverly, terminaron con los dos pivotes expulsados.
Con semejante diferencia, el último cuarto permitió que los dos entrenadores utilicen a todos sus suplentes y comiencen a pensar en la segunda parte de esta historia, que será este miércoles, a las 22.30. La superioridad de Houston fue tan grande que San Antonio perdió mucho más que la localía en el primer encuentro. Será un largo camino para recuperar la confianza y creer que todavía puede volver a meterse en una serie que empezó tan despareja.
Si los Spurs tuvieron alguna pequeña ilusión en este primer juego, sólo se vio en el segundo cuarto, gracias a una breve racha de Manu Ginóbili, que acertó un doble y luego una jugada de cuatro puntos (triple y falta). El bahiense terminó con 8 puntos en 12 minutos y no ingresó en la segunda mitad.