Tuvieron su debut soñado. Las hermanas Micaela y Camila Maslein regresaron con la medalla de plata luego de intervenir en el Campeonato Argentino de Canotaje, especialidad Maratón, que tuvo lugar el fin de semana último en Baradero (Buenos Aires).
Las representantes de la Escuela de Canotaje, Expedición y Natación en Aguas Abiertas (Ecenaa) cumplieron una memorable actuación en la prueba de K2 de 20 kilómetros, que tuvo un sabor especial por lograrlo en su primera participación a escala nacional.
Pero eso no fue todo, el plus lo dio otra presea del mismo metal obtenida por Micaela, en K1, que la clasificó al Mundial de la especialidad que tendrá cita en septiembre próximo en Portugal.
Al regresar a la capital entrerriana, las hermanas compartieron con EL DIARIO las sensaciones que les dejó la experiencia y también dieron cuenta de la repercusión que generó esto en la familia de palistas de la Ecenaa.
“Fue la primera vez que corrí una prueba en el nivel nacional en esta distancia. Fue muy dura, porque en la provincia competimos la mitad del recorrido (es decir, 10 kilómetros); además, porque el clima no ayudó, ya que hubo mucho viento y frío”, explicó Mica, en el ingreso al galpón de la institución en el Puerto Nuevo paranaense.
“Me encantó por ser la primera experiencia para medirnos a escala nacional, ya que en Entre Ríos no hay muchas mujeres en competencia”, prosiguió.
Aún sorprendida por su logro, la mayor de las hermanas palistas (26 años) reconoció: “En realidad, fui a correr el Campeonato Argentino sin pensar que obtendría el segundo puesto. Aún no me doy cuenta de lo que ganamos, porque en realidad hago esto porque me gusta el canotaje y auto-exigirme”.
A tono con su perfil bajo, Micaela no se consideró aún mundialista y lo explicó: “Había dos plazas en la prueba de K1, por lo que, en teoría, debería ir. Pero quiero esperar a la confirmación”.
Camila (21), por su parte, habló en el mismo sentido: “Aún no dimensiono lo que logramos. Nos felicitan y no sé qué contestar, es algo nuevo”.
“Creo que esto motivará aún más al resto de los chicos, para que intenten estar el año que viene en el Argentino. En nuestro caso, buscaremos volver a participar y mantenernos en los primeros puestos”, agregó, ahora sí con reacción.
Si bien ambas comenzaron a remar juntas de modo competitivo hace un año, practican el canotaje desde hace varios años.
“Yo hacía canotaje desde chica, porque mi papá (el gran Martín Maslein) era entrenador en Rowing, pero nunca había competido y menos en maratón. Al llegar a la adolescencia, me dediqué al voleibol, pero el año pasado me resentí de una lesión importante en la rodilla izquierda (rotura de ligamentos y meniscos) y debí dejar”, recordó Micaela.
“Esto coincidió con la invitación de un grupo de chicos que estaba conformando el equipo de competición de la Ecenaa. Vine, me entusiasmé y desde entonces me entreno casi todos los días y, como veo que mejoro, voy buscando más”, redondeó.
“Remé desde 2006 hasta comienzos del años pasado siempre por hobby. Pero desde que me entrené con Mica todo cambió: nunca tuve a una compañera que le ponga tantas ganas a todo. Eso me motiva a entrenarme”, dio cuenta Camila, quien se ejercita con su hermana de lunes a sábado entre una y dos horas por vez.
Las Maslein recibieron educación en el deporte desde chicas y la influencia se amplió las otras hermanas. Suyai es profesora de Educación Física y está muy ligada a la gimnasia artística y al fútbol (como jugadora y árbitro); Victoria, la menor, está dando sus primeras brazadas como nadadora.
Todas tienen la influencia de papá Martín, un referente del canotaje, y de mamá Florencia, profesora de gimnasia aeróbica.
“Nunca me alejé del río, pero era palista por recreación. Hice deporte desde chica y, cuando me lesioné, me hacía falta tener la adrenalina de la competencia y el entrenamiento”, rememoró Micaela, tras referir que el primer entrenamiento con su hermana fue una recorrida desde el parque San Martín hasta el Puerto Nuevo.
“Traemos la pasión por el canotaje pero también el amor por el río. Nos gusta el contacto con la naturaleza y hacer muchos kilómetros de recorrido. Las ganas de mi hermana me contagian”, se sinceró Camila.
“Sigo extrañando el voleibol, sobre todo cuando veo a mis compañeras, pero cuando corro con Cami se nos cruzan un montón de sensaciones muy lindas”, subrayó finalmente Micaela, al tiempo de mencionar que este año también se dio el gusto de competir con su padre.