A cinco días de la revancha entre River y Boca, en Madrid, la Justicia realizó 4 allanamientos y detuvo a un hincha, señalado como uno de los que lanzó piedras al micro de Boca cuando llegaba al estadio Monumental el 24 de noviembre. Se trata de Matías Sebastián Nicolás Firpo, imputado por la fiscal Adriana Bellavigna, por los delitos de "daño agravado por tener lugar en el marco de un espectáculo deportivo" y "lesiones leves dolosas agravadas". Los procedimientos se llevaron a cabo de Loma del Millón, partido de La Matanza.
El fiscal que investiga la reventa de entradas en River, Norberto Brotto, dijo días después de los incidentes que seguramente la barra estuvo involucrada en los hechos. Horas antes de ese partido había sido allanado Caverna Godoy, líder de la hinchada Millonaria: allí la Justicia secuestró 7 millones de pesos y 300 tickets para la final con Boca.
El operativo policial se vio desbordado y evidenció fallas, reconocidas por los propios funcionarios. El ómnibus que transportaba al plantel de Boca fue apedreado en el cruce de Avenida del Libertador y Quinteros, provocando heridas en varios futbolistas y una dilatada suspensión del partido. Pablo Pérez se llevó la peor parte al sufrir una úlcera en su ojo izquierdo.
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El escándalo se propagó rápidamente porque los ojos del mundo estaban puestos en el River-Boca. En el Monumental estaba incluso Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien había viajado especialmente para disfrutar de una final que quedó manchada por la violencia y la vergüenza. Como resultado, días después, renunció Martín Ocampo, ahora ex ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.
<b>Un superclásico manchado con sangre y detenciones</b>
Ese sábado fueron detenidas 30 personas por los incidentes en las inmediaciones del Monumental. Antes del encuentro fueron 16 los capturados y luego de la suspensión otros 14. La mayoría de los detenidos fueron por los delitos de "atentado y resistencia a la autoridad" y "daños agravados a la propiedad pública". Sin embargo, horas más tarde fueron liberados por la Justicia.
El operativo de seguridad, conformado por 1500 efectivos seguridad de la Ciudad más otros 500 empleados contratados por River, quedó en el ojo de la tormenta, y ahora, en Madrid, se abre un signo de interrogación por la seguridad del superclásico que se jugará el domingo.