Levantar el trofeo más añorado por el tenis argentino, lo máximo que se puede aspirar a nivel colectivo se logró tras muchos años de frustraciones, malos tragos y pésimos momentos que transcurrió a lo largo de su historia. No pudo Guillermo Vilas, ni José Luis Clerc, tampoco David Nalbandian. Ni siquiera Juan Martín Del Potro en sus mejores años del circuito. Lo logró estando fuera del top ten. Con la Ensaladera de Plata en las vitrinas de la Asociación Argentina de Tenis, comenzará un cambio único, distinto a todo y necesario.
El tandilense, algunos años atrás (no tantos) decidió priorizar su carrera profesional en el circuito y su físico por encima de la Davis. Pero más allá de esa decisión existía otro tema: serias diferencias con la cúpula más alta de la Asociación Argentina de Tenis, conservadora desde todo punto de vista.
El tenis argentino pedía a gritos fuertes cambios desde la raíz. Desde la vuelta al Grupo Mundial, el tenis argentino vivió una serie de modificaciones que fueron funcionales a la aparición de nuevas camadas como la de Federico Delbonis, Leonardo Mayer, Diego Schwartzman o Renzo Olvo, entre otros. Sin embargo, los challengers (torneos de segundo grado) no son la solución.
El apoyo económico para salir a jugar al exterior es fundamental. Para muchos chicos del país les es imposible salir a pelear de igual a igual con jóvenes instalados en las academias del primer mundo, con entrenadores y un cuerpo técnico que los asiste en todo momento.
La Legión debió sufrir esas carencias, solo Guillermo Coria y David Nalbandian lograron esa ventaja. Del Potro, entendió que la única manera de que no se perdiera todo lo que las generaciones anteriores hicieron, era fundamental cambiar, elevar la vara, profesionalizar definitivamente e incluso popularizar el deporte por toda la región.
Desde este momento, la dirigencia (siempre la dirigencia) tiene un desafío muy grande por delante. Para mantenerse en la elite, habrá que invertir. El tenis albiceleste se merece disfrutar de las mieles de este histórico triunfo pero también ir por más.
Construir academias fuera de Buenos Aires, apoyar las que ya existen (acaso la de Guillermo Coria en Venado Tuerto), incentivar a que representantes de la Legión se sumen a un proyecto superador y dejarlos de lado. Incentivar a los más chicos a tomar la raqueta por el puño, sin miedo a pensar que es un deporte elitista, que sin dinero será imposible dedicarse a la actividad.
Países como Francia, España, Australia o Estados Unidos, tienen centros nacionales de un desarrollo enorme. A pesar de todo solo España (10) y Francia (12) tienen más jugadores que Argentina (9) dentro del top 100. Atención, aquí también existen pero mucho más dispersos. No existe un proyecto integrador en el país. En Buenos Aires, Tito Vázquez se encarga de ello, en Tandil Marcelo Gómez (descubridor de todos los talentos tandilenses) y las casos pocos más.
Este es el gran desafío de la AAT. Ya no hay excusas, el sueño se hizo realidad con los jugadores menos pensados. Sin top ten, ni jugadores entre los 20 primeros lugares del ránking de la ATP. Con tenistas que le pusieron el alma, corazón, su tiempo y dedicación. Ellos cuatro más todos los que sumaron en todo el proceso son parte de lo que vendrá.
La lesión
"Hoy me comparo con un año atrás en Tandil y estaba más cerca del retiro que seguir con esto, y me da una felicidad muy grande", sostuvo Del Potro hace un año.
Juan Martín del Potro dio vuelta un partido increíble ante el croata Marin Cilic en Zagreb y le devolvió la ilusión a la Argentina en la final de la Copa Davis.
"Es tremendo ganar un partido así, pero esto no sirve de nada; hay que esperar al último partido. Más allá del resultado, estamos dando todo y estamos haciendo una final espectacular. Cualquiera de los dos merece ganar, y el que más suerte tenga, la gana"
Acerca de cómo hizo para dar vuelta el partido, la Torre confesó: "Fui agarrando un poco más de ritmo, la gente me ayudó demasiado. La derecha me empezó a entrar y me empecé a sentir más fuerte". Y sin escrúpulos, reveló que sufrió una lesión en medio del encuentro: "Me cuesta hablar. Estoy ahogado, acalambrado. Me quebré el dedo, tengo todo morado, pero sirvió para ganar".
"Qué mejor que hacerlo acá, en el último partido del año. Siempre hacemos todo lo posible para representar lo mejor que se pueda a nuestro país. Esto es tremendo", continuó.
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