"No me hagas llorar que vengo bien", le dijo Juan Martín Del Potro a Guillermo Poggi, el cronista de ESPN, apenas terminó el partido. No pudo cumplir. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos del tandilense, que acababa de ganarle a Rafael Nadal y se había metido en la final del tenis olímpico, donde buscará un oro, después del bronce de hace cuatro años en Londres 2012.
"Pienso en mis amigos, en mi familia, en Tandil... Es muy difícil describirlo después de lo que pasé. Mucha gente que me apoyo y ahora viviendo esto...", fue lo primero que le salió decir al tandilense, que todavía no quiere "ni pensar" en el duelo del domingo frente a Andy Murray, el campeón defensor del título olímpico.
"No lo imaginaba ni en mis sueños. Se me venían a la cabeza muchos sueños pero lo veía tan lejos que era mejor no pensarlo mientras jugaba", confesó. ¿Lo que se viene? "No sé cómo estoy, me vengo sorprendiendo a mí mismo y voy a disfrutarlo como siempre. Va a ser una gran final, él tiene las de ganar pero ya estando acá tengo más de lo soñado", agregó.
Aunque no quiso llorar, Delpo sí quiso mostrar su gratitud por el apoyo en una cancha donde hoy sí fue visitante. "La gente se empezó a entusiasmar y en el tie break tuve que arriesgar por la energía que tenía del país atrás mío y entre todos hicimos este sueño realidad. Gracias de corazón y un saludo grande".