Entró con una camiseta número 18 que le quedaba un poquito grande. Tal vez por eso la dejó dentro del pantalón. Ese lunes feriado por la tarde, hace 15 años, la Selección Argentina no jugaba bien pero le ganaba a un rival inferior como Hungría. A falta de 25 segundos, el entrerriano José Néstor Pékerman sacó a Lisandro López y mandó para la cancha a un tal Lionel Messi que venía de romperla en el Mundial Sub a 20, pero poco de eso pudo demostrar. 50 segundos después vio una de las pocas rojas de su carrera.
Al recibir por segunda vez la pelota gris con vivos negros en el estadio Ferenc Puskas de Budapest, una pegajosa marca del central Vilmos Vanczák quiso cortarle el paso. Lo tironeó una vez, lo manoteó otra y un brazo de la Pulga lo rozó. "Se ve que ni lo toco. Hoy cualquier manotazo o codazo sin intención es amarilla", recordó el crack rosarino. El alemán Markus Merk no pensó lo mismo ni le perdonó tener 18 años y estar en sus primeros instantes con la camiseta de la Mayor. Lo echó.
Las protestas de los entrerrianos Gabriel Heinze y Roberto Ayala, referentes de Aquel equipo. no sirvieron de nada. Tampoco las explicaciones de Lionel Scaloni, hoy su DT. Messi había debutado contra el mismo rival que Diego Armando Maradona pero de una forma muy diferente y triste. Algunas crónicas de la época relatan, incluso, que lloró en el vestuario y se fue sin hablar con nadie, pero apoyado por sus compañeros.
El pensamiento de un Messi tan juvenil como inexperto, casi un año más tarde de aquel estreno en la Albiceleste a las apuradas contra una Sub 22 de Paraguay en la cancha de Argentinos, fue muy sincero. "Tenía 18 años y pensaba: 'entré y me echaron, no me van a llamar nunca más'. Fue terrible", recordó en una entrevista en 2019.
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Pero Pékerman, oriundo de Villa Domínguez, el que lo debía llamar de nuevo, había visto otra cosa. Después de criticar la muy polémica decisión de Merk que dejó a su equipo con diez hombres, resaltó algo mucho más allá de lo que se había llevado todos los flashes. "Leo realizó una gambeta en su primera intervención", respondió en la conferencia de prensa. Sabía por dónde venía la mano y no era precisamente para golpear a nadie.
El destino le tenía preparado otro camino más allá de esa porquería de punto de partida. Esos 47 segundos fueron el primer renglón de una ficha con 138 partidos (103 con la mítica número 10) y 70 goles. Ah, y solamente dos expulsiones con similitud por lo ridículas: la del encontronazo con el chileno Gary Medel en la Copa América de Brasil y esta, 15 años atrás.