El gesto de Pep fue elocuente. Mirada al suelo, sonrisa cómplice y tres aplausos cortitos como diciendo: "La tarea está cumplida". El Bayern no la pasó bien en Zagreb pero una ráfaga de fútbol (más goles que fútbol) hizo que el equipo de Pep se lleve el premio gordo de Croacia. Y si bien el primer tiempo lo tuvo a maltraer, en el complemento apretó el acelerador para encontrar a un iluminado Lewandowski y decantar la balanza a su favor.
En la vereda de enfrente, la resignación absoluta. El equipo croata había perdido todas las chances de clasificación y su única ilusión era rascar un buen resultado contra el campeón alemán. Y hasta el entretiempo la cuestión venía bien, incluso contando con chances claras en los pies y la cabeza del argelino Soudani, pero la falta de precisión le costó. Y caro. Leonardo Sigali, que venía redondeando un buen partido, quedó pagando en los dos goles y su equipo se despidió de la Champions con cinco derrotas y apenas una alegría. Robert, Pep y compañía, a octavos por la puerta grande.