Diego Milito se había quedado con la espina hace dos años, cuando Eduardo Coudet llegó a Racing. El Chacho había cerrado trato con Víctor Blanco y el manager no tuvo otra opción que aceptar la decisión del presidente. Convivieron durante todo ese tiempo y, más allá de algún cortocircuito, la fórmula tuvo éxito: la Academia fue campeón de la Superliga y este sábado puede volver a coronarse si gana el Trofeo de Campeones. Pero ahora le toca elegir al Príncipe. Y ya tomó una decisión: Sebastián Beccacece, a pesar del reciente fracaso en Independiente, se pondrá en el buzo celeste y blanco en 2020. Solo resta la firma y se anunciará la semana próxima.
Desde que hace tres meses Coudet anunció en la intimidad que no seguiría en Racing, Milito se puso firme. "Elijo yo o me voy", marcó la cancha. Blanco acompañó su postura. No iba a pagar el costo político de la renuncia del ídolo. Otros dirigentes, en cambio, no estuvieron de acuerdo con esta posición. Y la tirantez entre ellos quedó expuesta el sábado, en el estadio de Lanús. El manager vio el partido en un palco y la dirigencia, en otro.
Por eso Milito viajó a Brasil para reunirse con Jorge Sampaoli. No le importó que algunos dirigentes no estuvieran de acuerdo con la posibilidad de contratar al técnico de tormentoso paso por la Selección. La jugada del mánager tenía lógica desde el aspecto estrictamente futbolístico, a fin de cuentas para eso le ofrecieron el trabajo de mánager: el Zurdo de Casilda tiene un estilo parecido al del Chacho. Equipos que apuestan al ataque con intensidad y tenencia.
Sampaoli atendió a Milito en Vila Belmiro. Pidió tiempo para resolver su futuro, ya que estaba terminando su participación con Santos en el Brasileirao. El Príncipe volvió entusiasmado. Desde lo económico, aunque no se llegó a hablar de números, el santafesino era inalcanzable para la tesorería de Racing. Lo sabía Blanco, pero se encolumnó detrás del deseo del Príncipe. Mientras tanto, el nombre de Ramón Díaz, que les cerraba al presidente y a otros dirigentes, incluso al punto de tener alguna charla informal con el riojano, perdía fuerza por una simple razón: la prioridad en la elección estaba en manos del secretario técnico. Diego Dabove, también impulsado por la Comisión Directiva, era otra alternativa. Allá lejos quedó Pablo Lavallén?, por quien se consultó hace dos meses, cuando todavía era el entrenador de Colón.
Descartado Sampaoli, Milito fue por su mano derecha en el Mundial. Beccacece llegó de Miami el lunes y el martes se reunió con el mánager. Del cónclave participó Christian Bragarnik, representante del pelilargo y el empresario más poderoso del fútbol argentino. El mismo apoderado de Coudet tenía en sus manos al nuevo técnico de Racing. Hablaron 6 horas. Y todo quedó encaminado.
En definitiva, Milito había recomendado a Beccacece cuando todavía era jugador de Racing. Fue el nombre que le sugirió al vicepresidente Miguel Jiménez. Después, terminó llegando Facundo Sava.
Para Beccacece será una revancha casi inmediata. A Independiente llegó con el impulso del fútbol de Defensa y Justicia que le peleó mano a mano el campeonato, justamente, a Racing. Tuvo una campaña tan breve como sombría en el Rojo: 16 partidos, con 8 victorias, un empate y 7 derrotas que incluyeron las eliminaciones de la Sudamericana y la Copa Argentina. Hugo Moyano gastó 15 millones de dólares en refuerzos que no rindieron. El técnico rosarino, además, se peleó con los referentes Pablo Pérez? y Nicolás Domingo. Cruzará de vereda junto a Nicolás Diez, quien supo vestir la celeste y blanca de Avellaneda en dos etapas (1996-1998 y 1999-2001). En el plantel cuenta con un futbolista al que le sacó jugo con la camiseta del Halcón: Matías Rojas.
"En la vida hay que arriesgar", les dijo Milito a quienes cuestionaron su decisión. Será el dueño del éxito (eso esperan los hinchas de Racing) o el fracaso.