El equipo argentino de Copa Davis había llegado a la última jornada de la serie ante Israel sin margen para el error. Con el 2-1 en contra, todo parecía indicar que el conjunto nacional tendría una jornada para el infarto. Pero Leonardo Mayer primero y Carlos Berlocq luego se encargaron de ganar los puntos necesarios para asegurar la permanencia Argentina en la élite del tenis mundial.
Leo Mayer había hecho el trabajo más duro en el primer turno cuando aplastó por 6-2, 6-1 y 6-4 a Dudi Sela, pero faltaba terminar la labor. Y fue Carlos Berlocq el encargado de sellar la remontada Argentina para imponerse por 3-2 a Israel y quedarse en el Grupo Mundial por un año más. Le ganó 6-2, 6-3 y 6-0 a Bar Botzer y todo terminó con esa postal repetida de las victorias de Charly: la remera hecha trizas y el abrazo con un grupo que logró evitar el descenso a la Zona Americana. Así, Argentina rompió además una racha que llevaba 24 años: desde 1990 que no daba vuelta una serie en la que estaba 2-1 abajo. Y de visitante, sólo lo había hecho ante Brasil en 1976.
Como para despejar de entrada cualquier duda. Así arrancó Berlocq el partido contra un Botzer que esta vez sí pareció sentir los nervios. Con dos quiebres de saque, pasó adelante enseguida e impuso la autoridad necesaria. Fue la diferencia suficiente como para asegurar el primer parcial ante un rival que buscaba la hazaña. El 6-2 dejó a Argentina un paso más cerca de la permanencia en la elite.
Le costó a Charly marcar diferencias en el comienzo del segundo set. Pero en el quinto game, Botzer pareció acordarse de que, por más que algunos de sus golpes -como el revés paralelo- hagan pensar en un buen futuro para él, por ahora es el 776º del mundo. Cometió un par de errores técnicos y le entregó al argentino el primer quiebre del set. Berlocq mantuvo la diferencia, aunque la derecha del israelí, sobre todo desde el lado del revés, hacía daño cuando podía pegar con comodidad. Y después selló el set con un nuevo break, gracias a una pelota a los pies de Botzer, que se había ido a la red. La lógica mandaba y Argentina veía más cerca la salvación.
Entre otras virtudes, Berlocq tuvo esta vez la de ahogar cada intento de reacción que tenía su rival. Le tocó en el primer game del tercer set sufrir tres break points en contra, pero se la jugó con coraje y pudo mantener el saque. Y en el segundo game, aprovechó su primera chance de quebrar para ponerse adelante. Fue el golpe que terminó de desmoronar al israelí, que se había mantenido concentrado todo el partido.
El final estaba escrito: Argentina rompió su racha de 24 años. Charly, que nunca había ganado de visitante en la Copa Davis y tampoco lo había hecho en cemento en el año, rompió, como en cada victoria por esta competencia, la remera que lo acompañó durante el partido. Después de haber visto la derrota tan cerca, valía la pena festejar a lo grande.