No siempre depende de uno, a veces depende de Messi. Sólo de Messi. Si el mejor del mundo está inspirado, no hay forma de pararlo. Contenerlo se convierte en una utopía. Que lo cuenten los jugadores del Eibar, quienes lo sufrieron en vivo en el triunfo del Barcelona en el estadio de Ipurúa: fue 2-0, con un doblete de la Pulga y un repertorio de maravilla. Y con esta victoria, el Barsa se afianza en la cima de la Liga y el argentino le saca dos goles de ventaja a Cristiano en la disputa por el Pichichi. Crack.
Eludió rivales como si fueran conos, tiró caños como recurso sin abusos, le puso explosión al ataque, explosión, cambio de ritmo... La pelota fue a él como si tuviera un imán. Es que por más de que estén Suárez o Neymar, siempre lo buscan a él. Es la primera referencia de pase siempre, allá por la derecha (arranca desde ahí) o en el sector del campo que se ubique.
Y a Messi lo acompañan bien todos sus compañeros. Hasta Piqué, que en algún momento había empezado a ser criticado, está mostrando la firmeza que tenía con Guardiola. Bravo, en el arco, fue un espectador más (Mascherano, otro desde el banco -no jugó por estar al límite de amarillas y se viene el derby con el Real).
Messi y el Barsa hicieron muy bien los deberes en la visita al Eibar. Y ahora, antes del clásico con el Madrid en la Liga, tiene otra difícil prueba ante el Manchester City, por la Champions. Con Leo así, todo es posible.