Colapinto llegó a Brasil para su sexta carrera en la Fórmula 1. "¡Qué lindo! ¿Es su primer viaje?". Con esa pregunta, al notar a un niño de un año, ella rompe el silencio y establece conexión con tres argentinos que comparten el micro que los lleva del avión al Aeropuerto Internacional Guarulhos. A pesar de que hay un asiento vacío a su lado, ella prefiere mantenerse de pie. Interroga si son aficionados que van a ver a Franco en el Gran Premio de Brasil y si están al tanto del banderazo del sábado. Se presenta como oriunda de Pilar, menciona que viajó sola "para ver a Franco" y, al notar el parecido físico, revela que es la hermana del piloto que ha emocionado a los argentinos después de 23 años sin un compatriota en la "Máxima".
Martina Colapinto, con su pelo rubio oscuro y ojos claros, evita ser fotografiada. Prefiere un perfil bajo y, aunque no busca entrevistas ni cámaras, no puede ocultar su orgullo y comparte su entusiasmo por ver a su hermano, no al piloto que muchos en Europa consideran el futuro compañero de Max Verstappen en Red Bull. Con una valija rosada y una mochila, vestida con jeans, zapatillas y un trench que anticipa lluvias para el fin de semana, cuenta que llegó sola, que Franco todavía está en México y que, tras un evento que terminará ya entrada la noche, finalmente podrá verlo. Después de pasar migraciones, mientras el grupo argentino pide un Uber, un chofer la espera en la terminal 3.
La llegada de Franco
Pocas horas después, Franco, el piloto argentino de 21 años, aterriza en Sao Paulo, listo para su sexto fin de semana en el Gran Circo. Evita por un tiempo el aluvión de compatriotas que se espera en la ciudad, quienes verán demorada su llegada debido a un paro de transporte que afectará a muchos.
"Llego el 1 a las 5.35", comparte uno en el grupo de WhatsApp del banderazo, donde varios han experimentado reprogramaciones de vuelos y llegarán justos al inicio de la actividad el viernes a las 11.30, durante la única práctica del fin de semana, que también contará con una Sprint Race el sábado. "El año que viene salimos todos dos días antes", sueña otra con un Colapinto 2025.
Sin embargo, ese microclima virtual no se siente en Sao Paulo. A dos días del inicio de la fecha 21 en Interlagos, el municipio más poblado de Brasil, con casi 12 millones de habitantes, transcurre sin señales de la F1 ni de los fanáticos de Colapinto. En medio de su caótico tráfico, lleno de camiones y motos, un recorrido de 20 kilómetros puede tomar hasta una hora, y el gigante brasileño parece estar dormido.
Miles de argentinos prometen despertarlo el 2 de noviembre a las 20 en la Plaza Alexandre de Gusmao. "Argentina, no lo entenderían", dice el flyer de la convocatoria, que solicita el uso exclusivo de camisetas de Argentina o de F1, además de llevar una bolsa de residuos para dejar el parque en perfectas condiciones, un compromiso que los organizadores han asumido con el consulado argentino en Sao Paulo. En la tierra de Ayrton Senna, donde se preparan homenajes por los 30 años de su muerte, un grupo de aficionados con los colores celeste y blanco se propone destacar entre el verde y amarillo de los brasileños en el Autódromo José Carlos Pace.