Soñar, proyectar, trabajar y tomar las oportunidades. Un hilo de acciones simples, pero que necesita de esfuerzo, sacrificio, dedicación, talento y respaldo para superar las barreras y llegar a la meta. Franco Colapinto desanduvo cada eslabón de esa cadena e hizo realidad una ilusión que atesora de niño: correr en la Fórmula 1. Con 21 años, el martes fue confirmado por la escudería Williams para las nueve fechas que restan del calendario.
El legendario circuito de Monza, el escenario del estreno en el Gran Circo; tras las dos tandas de entrenamientos libres del viernes, el sábado será el turno de clasificar. Después de 23 años, el domingo un piloto argentino volverá a formar parte de la grilla de un gran premio y a miles de fanáticos del automovilismo se le volverán a acelerar las pulsaciones como en los años de gloria de Juan Manuel Fangio, José Froilán González, Carlos Reutemann.
El camino de Franco Colapinto
Una situación impensada provocó un guion de novela. Un acontecimiento desafortunado apuró conversaciones, negociaciones contrarreloj. Jornadas de tensión, estrés, sabiendo que la oportunidad era única y, a la vez, de riesgo. La confirmación de Carlos Sainz Jr. para completar la formación de Williams para los dos próximos años cerró la pequeña ventana que observó Colapinto para ser parte de la elite del automovilismo mundial.
El accidente que protagonizó Logan Sargeant en Zandvoort fue un portal que se abrió, aunque para ingresar a la selecta lista de 20 pilotos que conforman la grilla debió pulsear contra dos rivales que lo aventajaban en experiencia. El apoyo de una red de empresas que se sumaron a la aventura de la F.2, pero con proyección a futuro, el aventón para ensayar el salto.
“Es un honor debutar en la F.1 con Williams. De esto están hechos los sueños. El equipo tiene una historia increíble y una misión que cumplir: volver al frente, algo de lo que no puedo esperar a ser parte. Llegar a mitad de temporada supondrá un enorme aprendizaje, pero estoy preparado para el desafío y estoy totalmente concentrado en trabajar lo más duro que pueda con Alex [Albon, próximo compañero de garaje] y el equipo para sea un éxito”, expresó Colapinto, que para el director deportivo de Williams –Sven Smeets- no apareció como plan B de Carlos Sainz Jr., cuando el español selló la vinculación con el equipo de Grove para 2025 y 2026.
El argentino, sin embargo, se mostró enfocado en la misión de ser quien rompiera la racha sin argentinos en la F.1: “Estoy más que listo”, confió como una premonición a La Nacion en su reciente visita a Buenos Aires, 17 días atrás. La F.1 exige talento y, en ocasiones, también respaldo económico para capturar el momento.
Apoyo económico
Colapinto demostró tener pedigrí para manejar un auto de F.1 en Silverstone, también un grupo de trabajo que lidera María Catarineu y Jamie-Campbell Walter, de Bullet Sports Managment, que descubrió en el aval de empresas como Globant, Cervecería Quilmes, BigBox, Flybondi, Celulosa Argentina, YPF, Ripio y Bizarrap las razones para sentarse a negociar por la butaca. “Una vez más, Argentina demostrando que puede competir con los mejores. Nosotros ya lo sabíamos, ahora que se entere el mundo: Franco Colapinto, sos un crack”, dice la felicitación de Guibert Englebienne, fundador de Globant, que a su vez es socio oficial de la F.1 hasta 2026.
Para realizar una temporada entera en la F.1, la cifra a desembolsar es de alrededor de 15 millones de dólares; los números de la operación no se hicieron públicos, aunque hay un dato que permite proyectar: Red Bull Racing desestimó desembolsar US$ 5.000.000 para que Liam Lawson, piloto de reserva, tome el lugar de Sargeant. El restante rival en la pulseada, Mick Schumacher, ni siquiera logró entablar tratativas, a pesar de contar con el aval de Mercedes, que provee de motores y otras piezas a Williams: el hijo de Michael es parte del programa de Alpine en el Mundial de Resistencia y correrá el fin de semana en Austin.
La elección
La confianza y la seguridad que demostró en Silverstone, las jornadas de trabajo en el simulador, el conocimiento y la relación fluida con el equipo –mecánicos e ingenieros-, detalles que fueron convenciendo también a James Volwes, el jefe de Williams, que destacó la velocidad y la serenidad que tuvo en aquel ensayo oficial en Gran Bretaña.
“Reemplazar a un piloto ahora no es una decisión que hayamos tomado a la ligera, pero creemos que esto le da a Williams la oportunidad de competir por los puntos durante el resto de la temporada. Acabamos de realizar una gran mejora en el auto y necesitamos aprovechar al máximo cada oportunidad de sumar puntos en una batalla en la zona media del campeonato que es muy reñida. Invertir en nuestros jóvenes pilotos en la Williams Racing Driver Academy es un reto y Franco está teniendo una oportunidad fantástica de demostrar de lo que es capaz en las últimas nueve rondas de la temporada”, apuntó el ingeniero británico, con exitoso pasado en Mercedes y quien tiene el reto de recomponer a una escudería desarticulada.
Con el auto con el N°43, Colapinto será el vigesimotercer piloto argentino en participar de un gran premio de F.1. Romperá la serie negativa que se detuvo con Gastón Mazzacane (Prost) en 2001 y tomará el testigo que dejó 42 años atrás Reutemann en Williams.