Que Carlos Tevez tuvo una infancia dura es algo que ya se sabe. Muchas veces el actual delantero de la Juventus contó sus vivencias en Fuerte Apache. Y en un tramo de la extensa nota concedida este martes al diario El País, Carlitos volvió a hacer referencia a aquellos tiempos. "De chico jugaba a las bolitas con mis amigos. Ya no las tengo, pero uno de mis hermanos sí las guardó para regalárselas a su hijo. ¿Si coleccionaba figuritas? No, era muy pobre para eso. La plata nos daba para las bolitas", recordó.
Al delantero surgido en Boca le consultaron en la entrevista cuáles eran sus temores de chico. Y respondió: "Tenía miedo de ir preso. Vivía en un barrio donde la delincuencia y la droga eran cotidianas. Siempre le tuve mucho respeto a la Policía". Más allá de ese contexto, admitió que no se arrepiente de lo vivido. "No cambio esa infancia por nada en el mundo. Me sirvió para ser una persona derecha y saber cuáles son los valores de la vida. La volvería a vivir y siempre volvería a mi barrio. Ahí aprendí los códigos de la calle. El barrio me enseñó a ser hombre. Siempre digo que la escuela me pudo enseñar poco, pero la calle, mucho".
Sobre su sueños de ser futbolista, Tevez afirmó que durante esos años nunca se le dio de juntar pósteres de jugadores. Pero sí los tenía en su mente, en su imaginación... "Como buen argentino, yo quería ser el Diego. Pero parecerse a Maradona era como querer parecerse a Dios... era imposible. Por eso también me quería parecer a Batistuta. Era más de tener los pies sobre la tierra", explicó.
"En Juventus crecí mucho. Futbolísticamente soy otro tipo de jugador, antes robaba la pelota y jugaba más al potrero, hoy juego más al fútbol y son dos cosas diferentes. Crecí mucho, sin perder del todo el potrero", agregó y explicó que en Italia es más difícil ser delantero porque se enfrenta a defensas más numerosas y cerradas
Tevez confesó que cuando Argentina perdió la final del Mundial lloró y manifestó: "En Argentina hablan mucho de o Messi o yo, el uno o el otro. Pero nosotros siempre nos llevamos bien, dentro y fuera de la cancha. Él nunca le dirá a un técnico quién tiene que jugar y quién no. Creo que no tiene, no el poder, sino la capacidad él humanamente para decir eso".
Por último, definió: "Yo soy muy hincha de Boca, toda mi familia lo fue. Cumplí el sueño de jugar y ganar con ellos. Boca es... qué sé yo, una pasión que no se puede explicar. Vas domingo a domingo y sabes que vas de fiesta al estadio, gane o pierda el equipo sabes que vas a ver a Boca y eso lo hace distinto. Vas a ver cualquier otro equipo y si juega mal la gente empieza a sentirse mal y a putear. En la cancha de Boca no, allí siempre es alegría, jueguen bien o mal".