Facundo Campazzo está atravesando su mejor momento desde su llegada a la NBA. A pesar de que recién van 31 partidos de la temporada regular con la camiseta de los Denver Nuggets, el cordobés ya logró su impacto en la mejor liga de básquet del mundo. Esa en la que él se juró que quería jugar para mostrar su espíritu competitivo. Con una decena de juegos, el golpe está dado. Ahora, su objetivo está puesto en dar su mejor versión cada noche.
En una conferencia de prensa virtual que organizó su equipo de comunicación TeamFacu y de la que participó Infobae, Campazzo aprovechó el día libre después de la victoria de su equipo ante Portland Trail Blazers para hacer un balance del corto tiempo que lleva como protagonista en la máxima competencia de la disciplina. "Es un Mundial que dura siete meses", fue la frase que utilizó para graficar lo dura que es la excursión en la NBA.
"Sabía que el proceso de adaptación iba a cumplir su factor. Sigo intentando adaptarme lo más rápido posible. De un día para el otro fue un cambio de 360 grados. Sabía mi rol. Sabía que iba a llevar su proceso. Ahora me siento con mucha confianza, conociendo la liga y los rivales. Me sentí mejor cuando jugué con los rivales por segunda vez", dijo Facundo desde su residencia en Denver.
Si bien tuvo varios partidos en los que se destacó en el comienzo de la fase regular, Campazzo siente que, poco a poco, está teniendo el ritmo que él pretende. Pero, a su vez, destacó cuáles son los puntos de su juego en los que está buscando evolucionar. "Intento aportar desde la energía, desde la defensa. Desde la actitud, intensidad. Intento entrenar los tiros de tres puntos, la flotadora, el pick and roll, intento contagiar. Para mantenerme, tengo que mantener el nivel de tiro de tres puntos y el movimiento sin balón. Cualquiera puede correr la cancha, pero el movimiento sin el balón en este equipo es clave".
Además de hablar del juego y de cómo aprovecha el estudio que hacen en la NBA sobre los diferentes aspectos del juego, Campazzo abrió las puertas de la intimidad de los Nuggets y contó quién es su gran aliado en un vestuario, al que definió como poco estadounidense.
"Me llevo bien con la mayoría. Es un vestuario que se asemeja a lo internacional. Porque sus dos jugadores franquicia son internacionales. Al DT le gusta mucho. Desde que llegué me sentí súper cómodo. Si bien mi inglés no es nativo, intento adaptarme rápido, hablar con ellos y conocerlos. En los viajes me junto con Vlatko Cancar", explicó el ex Real Madrid. ¿A quién se refiere? Al gigante esloveno de 2.05 metros que fue drafteado por Denver en 2017 y recién tuvo su primera experiencia la campaña pasada.
Otro de los temas que tocó Campazzo fue el furor que se generó en Argentina con su desembarco en la NBA. ¿Cómo lo vive a miles de kilómetros de distancia y en medio de una pandemia que obliga a la mayoría de las franquicias a no abrir la puerta de los estadios?
"No caigo. No tomo dimensión. O no quiero tomar dimensión. Lo veo en las redes sociales. El apoyo que estoy teniendo, gente que se queda despierta. Se hace sentir. Lo siento todos los días. No veo la hora de que haya gente en la cancha. Ojalá pueda verlos en persona. Será algo muy bonito de ver", dijo el base subcampeón del mundo con la selección argentina en el último Mundial.
Y agregó: "Habrá que abrir un store en Argentina", cuando fue consultado por la necesidad de sus fanáticos de conseguir su camiseta número 7.
Uno de los factores clave para que Facundo llegase a la NBA sabiendo con qué mundo se iba a encontrar fue la experiencia previa que tomó de la generación que supo dejar una huella en Estados Unidos. Los Ginóbili, Scola, Nocioni, Prigioni y el resto pusieron la piedra fundamental para que el básquet argentino se hiciera conocido en territorio ajeno.
"No fue un cambio tan drástico. Es increíble, pero tuve la suerte de jugar con Manu, Luis, Chapu, Pablo y en la selección aprovechábamos para parar la oreja y preguntar por la vida NBA. Ya nos hacíamos la cabeza. Escuchándolos en esa época, era como un sueño. Pero estando acá, pasa a ser algo común. Intento frenar y pensar dónde estoy. Tenés todas las facilidades. Intento disfrutarlo a mi manera y estar con los pies en la tierra para competir", explicó Campazzo.
Justamente, Facundo se convirtió en el primer argentino en la liga tras el retiro de Ginóbili, que dejó una estela legendaria en San Antonio y en el resto de la NBA. Más allá de lo que generó el bahiense en su carrera y que las comparaciones con su figura estarán siempre sobre la mesa, el cordobés destacó la marca que selló el cuatro veces campeón.
"Cuando llegué, me preguntaban por Manu. Acá es súper respetado. Es increíble cómo está visto Manu en la liga. En lo personal, intento poner mi corazón y ADN ahí", mencionó Facu, al mismo tiempo que contó lo atento que está Ginóbili con él desde que desembarcó en Denver.
"Que el mismo Manu te escriba para aconsejarte cosas, es increíble. No lo tomo como una presión ni responsabilidad. Ellos nos mostraron el camino de las cosas que se tienen que hacer para alcanzar tu mejor versión".
Después de muchos años en Europa, el cambio de mudarse a Colorado no fue tan difícil para Campazzo. Su desafío de querer jugar en la NBA lo impulsó a salir de la zona de confort que se había ganado en el Real Madrid y apostar a más. Pero, más allá de sus intenciones deportivas, Facundo resaltó la importancia que tuvo su esposa para dejar España.
"Si no hubiera conocido a Consu no estaría en la NBA. Fue una persona que me ayudó mucho fuera de la cancha. Es mi cable a tierra. Me ordenó todo. Junto con Sara (su hija), me hicieron ver otras prioridades. Ver el horizonte. Si no hubiera sido por ellas, creo que no hubiera llegado. Son el pilar de mi carrera", confesó.
Mientras se prepara para afrontar los próximos partidos con los Nuggets, Campazzo sueña. Se siente respaldado por Michael Malone, que le pide que sólo sea él. "Vos sos Facundo", le dice su entrenador. Al mismo tiempo, y cuando todavía resta el grueso de la temporada en la que Denver intentará volver a ser protagonista de la mano de Nikola Jokic y Jamal Murray en la Conferencia del Oeste, el argentino sabe cuál es la fórmula que le permitirá hacerse un nombre entre los mejores jugadores del planeta.
"Si me hago un nombre tendrá que ver con el trabajo que haga. Vine a competir. A desafiarme. A hacerme un nombre en esta liga. A demostrarme que puedo jugar a un nivel como el que tiene Denver en la NBA".