Vale Boca, nomás. Vale la sonrisa, vale tres puntos, vale una semana de paz. Vale la segunda victoria seguida en el torneo con el Vasco Arruabarrena como técnico, más allá de que el equipo no tuvo uno de esos partidos para ilusionar en lo futbolístico. Pero sirve este empujón para no quedar lejos del puntero River y seguir levantando en lo anímico. Se le había puesto peludo pese a la ayuda del colombiano Borja, que se hizo echar por un minicabezazo, pero hasta los 30 del segundo tiempo, hasta ese gol de Gigliotti, había tenido una sola clarita con Calleri y no más. Hasta ahí había tenido dominio de pelota y jugaba en campo rival, pero sin chispa, sin cambio de ritmo, todo demasiado monótono y sin sorpresa. Hasta que llegó ese centro de Gago y ese cabezazo ganador.
Lo que no ligó el jueves cuando le empataron en el descuento en Rosario, se lo devolvieron ahora en este partido importante en Bahía. Porque pese a que merecía algo más que Olimpo, le costaba muchísimo generar alguna chance. La virtud es que fue y fue, es que no se desesperó, es que no se entregó regalando espacio y exponiéndose a alguna contra, es que conservó el orden. Y con paciencia, con la ayuda de un rival que se fue tirando unos metros atrás y jugando cerca de su área, llegó a esta victoria tan esperada con un centro de Gago. Justo de uno que se tiene que hacer líder, que en el segundo tiempo jugó de 5 por el cambio ofensivo y lógico de Arruabarrena, que sacó a Bravo para meter al Burrito Martínez.
Se respira otro aire, habrá que ver cuánto dura. Ya sin Bianchi en el banco, con un Vasco que quiere aprovechar esta gran chance de su vida como técnico del equipo en el que fue campeón, Boca da pelea. Y así, confiado, con otra actitud, con otro humor, espera a Racing.